Cuando hace tres jornadas, García Pimienta llegó al banquillo del filial azulgrana, los jugadores se encontraban afincados en una mala dinámica de la que el pesimismo no les permitía salir de cara al tramo final y más decisivo. El técnico catalán ha sido el responsable de devolverle la esperanza a un equipo que con confianza y perseverancia, sale, en cada jornada, a reafirmarse en sus expectativas: salvar la categoría.
Ahora, con la ilusión culé tildada de positivismo, la confianza de los jugadores ha recobrado vida en el tramo más importante y así lo han demostrado en la jornada 40 de LaLiga 1|2|3, en la que, recibiendo al sexto clasificado, han conseguido sumar otros tres puntos vitales de cara a conseguir el milagro y a la heroica.
Los jugadores salían al terreno de juego del Miniestadi con la mente puesta en revertir una situación complicada, pero esperanzados después de haber conseguido los primeros tres puntos superando el escollo de la dificultad ante el Real Sporting de Gijón en la pasada jornada de la competición en El Molinón. En ese duelo, los goles de Carles Aleñá, Marc Cardona y Nahuel, hicieron sucumbir a un rival que se posicionaba como aspirante al ascenso directo. Con esa victoria, los culés comenzaban a recobrar la confianza en sus posibilidades y con esa misma mentalidad salieron en su último partido a su feudo, donde con perseverancia, consiguieron aferrarse al positivismo.
Antes del duelo, el filial azulgrana le hizo un reconocimiento a su capitán, Sergi Palencia. El lateral derecho de Badalona cumplía cien partidos con la elástica blaugrana y lo celebraba junto a sus padres y compañeros en el césped del Miniestadi.
Sin Carles Aleñá y Galarreta, sancionados para el encuentro por acumulación de tarjetas, García Pimienta anunciaba una convocatoria sin todavía poder contar con Abel Ruiz, Arnáiz y Oriol Busquets, todavía lesionados. Algunos de estos jugadores estuvieron presentes en el feudo culé para apoyar a sus compañeros.
El técnico catalán apostaba por un once con pólvora en ataque. Ortolá, Marc Cucurella, Rodrigo Tarín, Christian Rivera, Ferrán Sarsanedas, Nahuel, Marc Cardona, Sergi Palencia, Carles Pérez, Vitinho y David Costas, eran los elegidos por García Pimienta para conseguir una nueva victoria y los jugadores respondían a las expectativas y a la confianza puesta en ellos.
Con la polivalencia de Vitinho, el regreso al gol de Marc Cardona y Nahuel y la actuación de una defensa implacable, los tres puntos se quedaban en tierras barcelonesas.
El Cádiz era el próximo escollo a superar. Jugándose el estar en los playoffs, los de Álvaro Cervera sucumbían en un Miniestadi en el que la autoridad vistió de culé.
En una jornada de fe y lucha, los barcelonistas conseguían otro triunfo complicado, pero trabajado ante el Cádiz. Los goles comenzaron a llegar de la mano de Marc Cardona, peligro ofensivo para el conjunto andaluz, que prorrogaba la esperanza a pie de campo y en las gradas del Miniestadi a los 4.000 aficionados. La permanencia es un objetivo y el delantero catalán lo hacía posible. Con un gol de forma precipitada y un lanzamiento desde el punto de penalti, el 2-0 estaba asegurado y tiempo después, la sentencia era dictada desde las botas de Nahuel, el dorsal número 9 culé, que reaparecía de cara a la portería de Cifuentes.
Con el 3-0 en el marcador, al Cádiz le quedaba el gol de la resignación. De la mano de Álvaro, los andaluces perdían los tres puntos, perdiendo la lucha disputada entre la perseverancia y la consistencia y la alegría se afincaba en el equipo dirigido por García Pimienta, que ya miraba, con el pitido final, hacia la próxima final, la cual disputará contra el Albacete en el Carlos Belmonte en la próxima jornada.