Mientras el balón había rodado en el encuentro que enfrentó al Bilbao Athletic y al Villarreal B, el entrenador del conjunto rojiblanco daba sus últimas declaraciones tras un partido. Ya que, unos días atrás, fue cesado de su cargo como entrenador del Athletic Club. Debido a los malos resultados y al mal juego exhibido por el equipo a lo largo de toda la temporada.

Pérdida de una oportunidad 

Si hubiera una definición clara de lo que siente todos los aficionados rojiblancos sería esta. Una gran plantilla, varias sorpresas del filial y ganas de hacerlo bien con la recuperación de Yeray como motivación extra. En septiembre había un margen que permitía excusas por parte del entrenador navarro, pero haber logrado 6 de 18 puntos posibles frente a los equipos descendidos no ayuda nada de nada.

Además de otros datos que hacen que esta temporada sea una de las peores de toda la historia del conjunto vizcaíno, tanto en puntos como en otro tipo de estadísticas como goles o la poca aportación de algunos jugadores que se presentaban como imprescindibles.

Autocrítica razonable

Algo que no había pasado hasta ahora era que Ziganda mostrara autocrítica hacia su persona, ya que se limitaba a mantener la idea de que el siguiente partido sería el arranque definitivo y es que no ha existido ese arranque prometido. Ya que no ha sabido sacar ese 'jugo' a los jugadores, ese en el que se encuentran en la mejor forma posible.

Además de que desea lo mejor para la plantilla del año que viene, de la que no duda que falte talento, además de las nuevas incorporaciones que realizará el conjunto vasco como la de Ganea. También sostiene que el equipo llegará a su nivel real de juego y que dará mucho de sí, algo que, desgraciadamente para la parroquia de San Mamés, no ha sucedido en esta temporada.

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