Críticas a jugadores, viajes gratuitos a desplazamientos de otros equipos y, sobre todo, los nefastos resultados obtenidos en el último mes del Sporting marcan la línea negativa del equipo de Ruben Baraja en los últimos días. Cualquiera diría que el Sporting tiene en su mano acabar la liga como tercer clasificado, ¿o no se hubiera firmado esta posición aquella noche del cuatro de febrero en el Carlos Tartiere?
Es difícil explicar el motivo del declive del equipo de Rubén Baraja en este último mes. Son tres las derrotas consecutivas que suma el Sporting, las cuales han hecho que se necesite un milagro para el ascenso directo (ganar los dos partidos y que el Rayo perdiera uno y empatara otro) y la máxima exigencia no solo para certificar el playoff sino para certificar la tercera posición, clave de cara a la disputa del playoff de ascenso a Primera División.
Es el momento de la temporada. Si se deja escapar esta valiosa oportunidad, quizás luego sea demasiado tarde. Equipo y afición, afición y equipo, deben ser uno en estos dos partidos restantes. El vestuario necesita una clara inyección de moral y El Molinón "Enrique Castro Quini" debe estar hasta la bandera para que esto ocurra. El aspecto físico, claramente inferior en estos últimos partidos sobre todo en jugadores como Sergio o Jordi Calavera, es algo que evidentemente no depende de la afición rojiblanca, pero que seguro que con su ánimo hasta el último minuto del último partido será un soplo de aire fresco.
Granada y Córdoba son los dos últimos rivales del Sporting. El Granada, con la temporada acabada, no vendrá a pasearse a las orillas del Piles. El Córdoba, que llegará a la última jornada jugándose la permanencia, convertirá su feudo en un infierno verdiblanco. Nadie dijo que sería fácil, nadie dijo que se iba a sufrir tanto, pero es que esto es el Sporting, va en el ADN.