Este domingo, a las 20h30, Zaragoza y Valladolid colisionarán en la Romareda en un auténtico duelo directo. Cuatro contra quinto, tanto maños como pucelanos quieren estar en el Play-Off de ascenso, una promoción para la que, ahora, son favoritos. Pese a ello, no todo han sido alegrías para estos dos conjuntos; irregularidad, mala gestión de plantilla y pésimas dinámicas han condicionado la campaña de dos combinados históricos, y que en el partido de la primera vuelta estaban inmersos en situaciones radicalmente opuestas a las actuales.

El Real Valladolid, por aquel 19 de diciembre, acababa de comenzar su racha como local, tres días atrás, con un cómodo triunfo por tres goles a cero ante el Lorca. Sabedores de su pésimo desempeño como visitante, el Pucela debía tratar de conseguir todos los puntos posibles en el José Zorrilla, y este duelo contra el Zaragoza no sería una excepción. Con Luis César Sampedro, como siempre, en el punto de mira, fruto de críticas y malas evaluaciones, el Valladolid se preparaba para su último partido en 2017. En Zaragoza, las cosas tampoco estaban como debieran. Con muchos más pinchazos que triunfos, y lejos del verdadero objetivo, los aragoneses no se mostraban muy optimistas de cara al futuro. Capaces de revertir la situación y ocupar, ahora, plazas nobles en la tabla, en aquel momento el conjunto entrenado por Jagoba Arrasate era un mero espectro que deambulaba por la Segunda División.

El Valladolid formó con: Masip; Antoñito, Kiko Olivas, Deivid, Moyano; Borja, Anuar; Hervías, Toni Villa, Óscar Plano; Jaime Mata. Titularidades meritorias para hombres como Anuar o Toni Villa, dos jóvenes jugadores que, en ciertos tramos de la temporada, poco o nada han contado para el entrenador. Por su parte, el Zaragoza iba con: Cristian Álvarez; Ángel Martínez, Mikel González, Grippo, Benito; Zapater, Eguarás, Papunashvili; Febas, Vinicius Araujo, Borja Iglesias.

Arrollador y prometedor inicio de partido para el Pucela. Acostumbrados a empezar a trompicones, y con muy poca intensidad, el Real Valladolid ya se veía con una renta de 2-0 en los primeros diez minutos, con tantos obra de Anuar y, ya en propia muerta, Mikel González.

Pese a no tener el control del balón, y esperar completamente replegados, el conjunto blanquivioleta fue capaz de anotar un tercer gol antes del descanso, obra de Jaime Mata, pichichi de la Segunda División, a siete minutos del final. Sin embargo, no todo fueron alegrías para el Pucela; Borja Iglesias, estandarte de este Zaragoza, recortaría diferencias dos minutos después para poner el 3-1.

Aunque contando con una renta de dos tantos, la intranquilidad se apoderó de Zorrilla, que todavía tenía en la retina aquella remontada, pocos días atrás, del Numancia, equipo que hizo escasa la ventaja de 2-0 que el Valladolid llevaba al descanso. El Zaragoza, que se vio obligado a sustituir, por lesión, a Mikel González en el primer tiempo, vio reducida enormemente su posesión de balón.

Llegando con más facilidad y doblando en ocasiones a los maños, el Pucela fue incapaz de obtener un cuarto gol, hecho que acabaríamos pagando ya que, a diez minutos del pitido final, un penalti cometido por la zaga pucelana sería transformado por el goleador Iglesias, que reducía la ventaja al 3-2. Sin reaccionar desde el banquillo, Luis César Sampedro acabaría realizando tres cambios en el último cuarto de hora, más para perder tiempo que para ordenar el partido; Gianniotas, Cotán y Salvador sustituirían a Hervías, Toni y Plano, respectivamente.

Al final, la remontada no pudo ser consumada, y el Pucela, que ya sumaba 29, se llevaría los tres puntos para, así, despedir el 2017 de la mejor forma.