La historia y leyenda vikinga se volvió a escribir con mayúsculas en el césped del Olímpico de Kiev. El Real Madrid C.F. venció por 3-1 a un Liverpool que llegaba a una final de Champions muchos años después para encontrarse con un club dueño del trono por tercer año seguido. Porque "las finales no se juegan, se ganan", como dicen los blancos. 

Así demostró por décimo tercera ocasión el conjunto dirigido por un Zinedine Zidane simplemente impecable en cada una de sus decisiones, por erróneas que puedan parecer. Su equipo dominó y atacó más, sufrió con el empate y supo aguantar la presión 'red'. La anterior lesión de Salah también repercutió mucho.

Luego, la entrada de Bale por un Isco que rozó el gol, resultó de perlas tanto para él como para el rey de Europa. Fabulosa chilena, ayuda posterior del arquero rival y gloria. A los ingleses solo les quedó el orgullo de haber llegado tan lejos, con Mané intentando lo ya imposible. 

Mané e Isco en una disputa I Foto: Real Madrid
Mané e Isco en una disputa I Foto: Real Madrid

Inicio cauteloso e intenso con una fatídica lesión

Fue una final europea que dio para mucho, aunque por una vez la noticia positiva estuvo en el colegiado, pues apenas se habló de él. Desde el principio, el duelo resultó titánico, agobiante para el poseedor de la pelota y con algunas entradas duras. No obstante, el árbitro serbio manejó a la perfección el asunto. Chapó.

Aunque mayor reconocimiento para la apuesta de Zidane: el mismo once que en Cardiff. Isco de mediapunta trataría de poner el fútbol entre líneas mientras el trivote mantendría bien cubiertas las bandas del Liverpool. Porque, precisamente, a eso quería jugar el técnico inglés gracias a sus tres atacantes junto a dos laterales ofensivos. 

Firmino y Salah, dos de los más peligrosos del Liverpool I Foto: Real Madrid
Firmino y Salah, dos de los más peligrosos del Liverpool I Foto: Real Madrid

Las cartas estaban ya puestas sobre el verde y el conjunto 'red' comenzó aprentando de lo lindo a un Real Madrid muy concentrado. Varane estuvo rápido e impecable con varios cortes providenciales muy pronto. Los de Klopp salieron a presionar mucho e intentar atacar cuanto antes, nada de especulaciones. 

Mané y Salah pusieron en aprietos a la defensa blanca, que progresivamente se adueñaría del balón, abriría el campo y comenzaría a combinar con paciencia también gracias a la movilidad de Isco, vigilado por una multitud. Pero eso sucedió tras la fatídica lesión en el hombro del crack egipcio. Una desafortunada caída en una disputa con Ramos terminó sacándole, entre llantos, del partido. A partir de ahí, todo cambió para interés madridista.

La tristeza se trasladó a Carvajal y apareció un pillo Benzema

Con un Liverpool decaído, aunque esperanzado porque todavía tenía a un siempre peligroso senegalés, que se cambió de banda, el Real Madrid se fue al descanso casi por delante. A Benzema le anularon un gol en fuera de juego por muy poco, pero premio para el asistente. Y tristeza trasladada a Dani Carvajal: lesión él solo, lágrimas besando el césped y abandono de la final... con probable contagio al mundial.

Entró Nacho, quien tuvo justo el último disparo al lateral de la red inglesa para que las ofensivas blancas continuasen después de tomar aire. Así ocurrió, pues un Isco cercando el área remató al larguero en el minuto 48. Solo faltó la suerte en un malagueño que dio mucho al juego madridista con sus movimientos, pases y regates.

Además, se vio acompañado por un inspirado delantero francés, que se encontraba de dulce también combinando y colándose entre las líneas 'reds'. Pero donde mejor situado estuvo fue frente al guardameta Karius. Gol de pillo, metiendo la pierna como si fuese un defensor para interceptar su saque con la mano. 

Mané, reacción con Bale y otra vez Karius

A pesar del tanto, Klopp animó a los suyos para que no decayesen y en un córner llegó el empate inglés gracias al inicial cabezazo de Lovren con posterior remate a bocajarro de Sadiu Mané. Igualdad fructífera, pues llegó muy pronto e incluso empujó al Liverpool a presionar mucho más, irse hacia arriba y meter miedo. Sobre todo, el propio senegalés, quien se las tuvo tiesas con Sergio Ramos en cada disputa de codos, tortazos o piernas.

Bale festeja haciendo el avión su enorme gol de chilena I Foto: Real Madrid
Bale festeja haciendo el avión su enorme gol de chilena I Foto: Real Madrid

El mayor peligro 'red' tenía que ser contrarrestado con un perfil similar, pensaría Zidane. Así que modificó su planteamiento para dar entrada a Bale. Quitó a Isco después de otro chut suyo con buena respuesta del arquero. Se estaba acercando al gol, pero la efectividad es algo en lo que gana el galés.

Su chilena monumental nada más pisar el césped fue la prueba de que el entrenador galo sabía cómo jugaba sus cartas. Sea suerte, visión acertada o simplemente sucesos extraterrestres que ocurren en el Real Madrid, salió bien.

Karius, en el césped derrotado por su segundo error en la final I Foto: Real Madrid
Karius, en el césped derrotado por su segundo error en la final I Foto: Real Madrid

Igual que la gestión hasta el pitido final, con sufrimiento tras un palo de Mané (sí, otra vez) y otro calamitoso error de Karius. Comida a tiro potente pero al muñeco del bigoleador Bale

Así se llegó al colofón de la décimo tercera Champions madridista, con un guerrero pero abatido conjunto inglés, en particular su portero. Noche negra para él. Mientras, otro día más en la oficina para el Real Madrid, un experto en finales.

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Sobre el autor
Iván Sevilla Fernández
Estudiante de Periodismo en la Universidad de Murcia. Amante del fútbol y de la vida. Con muchas ganas de aprender y crecer como persona y periodista.