Duelo a vida o muerte donde los pupilos de Jacobo Montes escribieron un capítulo más de su historia. En un estadio donde no cabía un alfiler, los verdes lograron devolver en forma de salvación a su gente el cariño recibido y el apoyo incansable. Y es que el Mérida (ayudado por sus casi 200 hinchas) pudo haberse llevado el choque pero la falta de acierto volvió a condenar al conjunto de Nafti que tuvo el fatal desenlace.

El Mérida paga cara su falta de pegada

Sobre el llanto de un técnico sufrido por descender, Mehdi Nafti y Kiu representaron el sentir de un grupo que se vio abocado a un descenso en el que la mala planificación y la dureza del grupo IV pasó factura a una entidad con una masa social importante.

Sobre el verde, los romanos comenzaron desatados y poniendo contra las cuerdas al cuadro de Jacobo Montes. La defensa viguesa tenía que doblegar esfuerzos para contrarrestar las acometidas de los extremeños. Santi Villa, Chema Mato o Iván Aguilar se mostraban como las grandes amenazas del cuadro emeritense.

La primera gran ocasión llegó en las botas de Santi Villa que, tras un remate cruzado colocaba el cuero en el larguero. Volvían a pecar de acierto mientras que el Coruxo buscaba acercarse a la meta de Felipe Ramos resguardando cualquier atisbo de transición.

Silva se mostraba muy activo e Higón a la espalda era una clara amenaza. Tal fue así que el valenciano con un remate cruzado pudo batir a un seguro Felipe Ramos.

Los minutos finales como buen desenlace tuvieron lo inimaginable. Por parte de un Mérida volcado, los verdes sufrían al balón directo ante la corpulencia de los visitantes. Tras defenderse bien sucedía la contra con los 'bajitos'. Álex Arias o el propio Higón buscaban sentenciar con algún remate sin suerte.

Y finalizó. El club gallego cumplirá su novena temporada en la categoría gracias a la igualada en tierras emeritenses debido al valor doble de los goles. Los de Nafti, a reinventarse para volver a la categoría de bronce.