El Rayo Vallecano disfrutó al máximo del ascenso. Después del pitido que indicaba el final del partido, los jugadores celebraron entre ellos mismos, con sus familias y con la afición el triunfo sobre el césped, ya que se produjo invasión a pesar de la seguridad. Posteriormente las familias de los protagonistas fueron invitadas a un autobús para acompañar a los futbolistas desde el Estadio de Vallecas hasta la Fuente de la Asamblea, donde volvió a sonar "La Vida Pirata" a todo volumen, entre otros cánticos. Pero este no fue el único tipo de celebración que realizaron.
Homenaje del Rayo B
La euforia presente en el seno del club franjirrojo provocó que los jugadores tuvieran dos días libres de entrenamiento -lunes y martes-, pero los actos marcaban el orden del día. Durante el lunes las visitas a la parroquia de San Ramón Nonato, el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid eran obligadas. Así como otras visitas de diferentes jugadores a diversos medios.
Pero el descanso no podía durar mucho más de 48 horas porque el Rayo Vallecano aún le queda un obstáculo que vencer si quiere proclamarse campeón de la Segunda División por primera vez en su historia. Tras el tropiezo del Huesca ante el propio Nàstic en tierras oscenses, los franjirrojos dependen de sí mismos para alzarse con el título. Enfrente tendrán a un equipo que necesita ganar para no tener sorpresas de última hora, así que no será tarea fácil.
Para preparar el encuentro, la plantilla de Míchel volvió al trabajo el pasado miércoles, donde los jugadores del Rayo B recibieron a los jugadores haciéndoles un pasillo para homenajearles por el ascenso a Primera División. Para los de Luis Cembranos fue un fin de semana agridulce, pues a pesar del ascenso de los de Míchel, ellos cayeron derrotados ante la SD Ejea en las eliminatorias de ascenso, lo que les obliga a mantenerse, una temporada más, en la Tercera División.