La caída de hoy en Valladolid no ha dejado indiferente a nadie. En ningún momento se vio la intención de ir a por el partido, de ganar. La primera parte, calificada por Jony como 'ridícula' fue, probablemente, de lo peor de la temporada. Sin embargo, la segunda mitad parece abrir un rayo de esperanza que, aunque pequeño, ilumina el camino de aquellos sportinguistas que aún tienen fe en otro milagro. 

Lo más llamativo: la pasividad desde el banquillo. El hecho de que ninguno de los jugadores suplentes cuenten con la confianza suficiente como para jugar e intentar cambiar las cosas, hace que todo parezca ser más complicado aún de lo que marca el propio resultado. Y es que solo hubo un cambio, en el minuto 85 y, por decirlo de alguna manera, por compromiso, a pesar de que quedó completamente demostrado que el equipo sobre el verde no iba a conseguir más de lo que ya estaba consiguiendo, es decir, poco y nada. 

Rubén Baraja no supo reaccionar, ni tampoco nadie de su cuerpo técnico. A pesar de tener a todos los jugadores ofensivos calentando durante los últimos 45 minutos, lo cierto es que no encontró el momento adecuado para intentar cambiar la situación introduciendo a alguno de ellos a jugar. El propio técnico explicó la situación más adelante al ser preguntado por la extraña decisión que tomó en los que, seguramente, hayan sido los 90 minutos más desastrosos, pero también los más importantes de la temporada. "En el descanso les dije que iban a jugar los mismos once durante todo el partido. Quería que dieran un paso adelante y es lo que ha pasado, y lo que yo he buscado", aseguró el entrenador para añadir que, quería que le diesen la vuelta a la segunda los mismos que en la primera mitad habían conseguido ese resultado. 

Por otro lado, y refiriéndose a las críticas que han llegado desde Gijón, ha asegurado que él estaba satisfecho con lo que estaba viendo en el campo, y que consideró en todo momento que no había nada que tocar, pues el equipo estaba bien. 

Quedan 90 minutos para arreglar el desastre de esta noche en Valladolid en el partido que El Molinón acogerá para ver a su equipo dar un paso más por llegar a tocar el cielo, la Primera División de la Liga Española.