Una vez más, Jony al rescate. El asturiano fue el mejor del Sporting en el partido ante el Real Valladolid, que los rojiblancos perdieron por tres goles a uno, pero que gracias al tanto del jugador cangués mantiene la ilusión y las ganas de remontada casi intactas.

El jarro de agua fría de la primera parte cayó en tromba a todos los aficionados, y parece que a los jugadores también, se quedaron helados y vieron como los goles seguían subiendo en la casilla blanquivioleta.

Jony estuvo desaparecido, como gran parte de sus compañeros, en la primera mitad, el Sporting a penas tuvo ocasiones, no lograban enlazar tres pases seguidos. Pero por suerte llegó el descanso sin mayores incidencias, a parte de 3-0 en contra claro.

Los jugadores parece que se conjuraron en el vestuario, se tuvieron que ver casi sin vida para ponerse el mono de trabajo y comenzar la subida 45 minutos después. Ya se vio con otra cara al cuadro de Rubén Baraja cuando el balón comenzó a rodar tras el descanso. Los de arriba se reactivaron, Jony comenzó a ponerse el equipo a la espalda.

El conjunto asturiano se puso manos a la obra, y empezaron a verse brotes verdes. Los rojiblancos tiraron de orgullo para empezar a cicatrizar la herida del primer tiempo. Y un desparecido Jony comenzaba a brillar. El perdigón de la banda izquierda empezó a tirar, y para enseñar los dientes, le puso a Michael Santos un balón en boca de gol, que el uruguayo no lograba convertir.

Jony insistió e insistió hasta encontrar el premio, el gol que revivía al Sporting, y abría la eliminatoria. La esperanza del sportinguismo volvió a brillar igual que Jony.

Ahora solo queda digerir esto, olvidarlo y centrarse en el partido en casa, con Jony y con todos los que tengan que jugar, El Molinón, Enrique Castro "Quini" tendrá que volver a ser una caldera. 90 minutos en Gijón pueden dar para mucho.