En la tarde de ayer el corazón albinegro de todos los aficionados e integrantes del club volvió a latir tras el fatídico minuto noventa y siete de Majadahonda, que ya es historia de la entidad. Sin realizar un juego virtuoso, el Cartagena demostró que por muchos impedimentos que se presenten en el camino, no va a parar hasta conseguir el objetivo: el ansiado ascenso a Segunda

El encuentro que se disputó en el Cartagonova arrancó dejando atrás dos debates surgidos entre la parroquia local durante las últimas horas. El primero, si el empate a cero de la ida, conseguido en A Madroa, era un buen resultado o no. Y el segundo, si el rival que esperaba en la final sería el Extremadura, cuarto clasificado, a pesar de compartir grupo con el conjunto porturario. En esto del fútbol se antoja un tanto temerario ir más allá del hoy. Por suerte para el Cartagena, esta vez no hay daños que lamentar. 

Golpe mortífero

A pesar de que el Celta B saltó al terreno de juego con una energía superior, tratando de sorprender a su rival, pudiéndose adelantar en el marcador a los treinta segundos por medio de Juan Hernández, que remató desde el interior del área obligando a Pau Torres a despejar a córner.

El Cartagena rápidamente sacó a relucir el potencial que le ha llevado a ser campeón del grupo IV. Alberto Monteagudo, técnico blanquinegro, haciendo gala de la amplitud de plantilla, alineó a José Gaspar, un futbolista no habitual en los onces iniciales del manchego. Y este bien justificó su decisión. La defensa del Celta pecó de inexperta regalándole una falta al borde del área a un equipo que cuenta con diversos lanzadores de muchas garantías. Gaspar decididamente cogió el cuero, se perfiló hacia su pierna zurda y con un lanzamiento medido por encima de la barrera lo endosó en el fondo de las mallas haciendo inútil la estirada de Dani Sostres

Control sin posesión

Resulta más que evidente que el Cartagena ha cambiado su registro de juego en el playoff. Esto no es algo negativo, simplemente es una realidad. En esta liguilla por el ascenso estamos viendo a un equipo práctico y con las ideas muy claras, que en ocasiones, como ayer, por ejemplo, o en Majadahonda, adolece de falta de gol. Al menos en el Cerro del Espino creó las ocasiones para ello. Cuanto menos sorprendente teniendo entre sus filas a dos goleadores natos, que han demostrado su potencial durante la temporada, como son Rubén Cruz y Aketxe. El utrerano dispuso de hasta tres remates de cabeza dentro del área, pero ninguno tocó la red. 

A partir de gol, los de Monteagudo se dedicaron a defender el botín que tenían en su poder, intentando cerrar todas las vías de pase de los eléctricos futbolistas que ocupan la línea de tres cuartos del filial vigués. Los celestes tenían de su lado la posesión, pero apenas lograron inquietar la portería de Pau Torres gracias al entramado defensivo de los locales formado por los diez jugadores de campo, en el que destacan los dos centrales y Alejandro Chavero, el pulmón del mediocampo. 

Arreón celeste

A falta de quince minutos para la conclusión, los de Rubén Alvés, preparador del Celta B, quisieron agotar todas su opciones. La meta no estaba tan lejos, ya que simplemente un gol los colocaba en la siguiente fase y mantenía intactas las esperanzas de ascenso. Un despeje defectuoso de Pau Torres, héroe y villano en el encuentro de ida frente al Rayo Majadahonda, a disparo de Brais Méndez, sin lugar a dudas el futbolista con más talento del filial celeste, posibilitó que Dennis Ecker dispusiera de un remate franco desde el interior del área, pero el alemán se apresuró en la ejecución y envió el balón ligeramente desviado. 

Los fantasmas del pasado más reciente se posaron sobre el Cartagonova como si fueran nubes negras que están a punto de descargar una lluvia torrencial, pero en esta ocasión los experimentados futbolistas tenían la lección bien aprendida y tras el pitido final del colegiado respiraron hondo, celebraron con la afición que tanto les está apoyando y comenzaron a mirar al futuro con optimismo. 

VAVEL Logo
Sobre el autor
Alejandro Ruiz Cutillas
Periodista por vocación, futbolero por devoción. Debuté en la sección de deportes de La Opinión de Murcia, aprendí en los Gabinetes de Comunicación de la UCAM y UCAM CF. Intento siempre ser lo más objetivo posible.