La temporada de la Agrupación Deportiva Alcorcón ha alternado luces y sombras a lo largo de estos nueve meses.

Pero si nos centramos, en una racha negativa, en la que el equipo iba cuesta abajo y sin frenos, tenemos que retroceder al pasado mes de octubre.

El equipo alfarero ya despidió su mes de septiembre con una contundente derrota en la isla de Tenerife (4-0). Pero esta debacle no fue ni mucho menos algo casual. 

El primer día del mes de octubre, el Alcorcón volvía a caer en Santo Domingo ante el Granada por 1-2. Una semana después, los madrileños viajaban a Córdoba, un equipo que venía de encajar 11 goles en 3 partidos. Sin embargo, los andaluces agravarían la agonía alfarera con un contundente 3-0.

Tres derrotas consecutivas, que se antojaban demasiadas. La afición del Alcorcón esperaba una reacción de su equipo para salir del bache en el que se habían estancado.

Jornada 9, estadio José Zorrilla, frente a un histórico: El Valladolid CF. Si alguien esperaba la reacción madrileña, se dio de bruces contra la realidad. El Valladolid continuaba agrandando la crisis amarilla tras un contundente 4-0.

El clima en la esfera que rodeaba al Alcorcón era tenso. Tras cuatro derrotas consecutivas, el equipo alfarero rozaba los puestos de descenso, y en los aficionados se empezaba a cuestionar al técnico Julio Velázquez.

Los amarillos recibían en casa al Lugo, un equipo que venía haciendo un buen papel y se encontraba en los puestos altos de la clasificación. A los de Velázquez sólo les servía la victoria para disolver esta corriente negativa que acechaba.

El partido del Alcorcón no fue malo, se vio al equipo con ganas de revertir esta situación, pero los fallos de cara a puerta, y un cabezazo de Ignasi Miquel, defensa del equipo gallego, en el último suspiro de partido, que servía para darle los tres puntos al Lugo, dejaba en puestos de descenso a los madrileños, que estaban en caída libre.

Lejos de precipitarse, y tomar decisiones en caliente. Tanto el club, como los jugadores, mostraron su apoyo al entrenador salmantino y pidieron tranquilidad. La situación iba a mejorar, estaban seguros.

Así fue, con tranquilidad y calma, el Alcorcón venció en Tarragona al Nástic en la jornada posterior, y frenaba una racha negativa de cinco derrotas consecutivas.

El otro varapalo en la temporada del Alcorcón, se produjo en el mes de abril. De nuevo una mala racha de resultados. Los alfareros arrancaron este mes con derrota en casa ante el Numancia. Los dos partidos posteriores finalizaron en empate. De nuevo el equipo encadenaba varios partidos seguidos sin ganar.

El club comenzó una iniciativa para el último partido de los alfareros en abril, la visita a la ciudad hispalense para enfrentarse al filial del Sevilla, que se encontraba colista de La Liga 123. El Alcorcón facilitó autobuses y entradas sin coste alguno para sus aficionados, con la intención de que una parte de Santo Domingo se trasladase a Sevilla para arropar a los suyos.

Parecía el momento perfecto para volver a la senda de la victoria. A priori ante un rival más flojo. Pero ya sabemos cómo es Segunda División, una de las competiciones más complicadas, duras e impredecibles del fútbol.

Pese a la respuesta de la afición amarilla llenando varios autobuses procedentes de la capital española, y con la ilusión de volver a ver la victoria de su equipo tras varias semanas, el Alcorcón volvió a caer derrotado, un gol en los últimos minutos de los andaluces certificó el último mal momento de esta presenta temporada.

Este partido supuso un punto de inflexión para el conjunto de Julio Velázquez que ofreció su mejor imagen en los últimos momentos claves e importantes de la temporada.