Pese a los numerosos altibajos que ha sufrido durante la temporada, el Alcorcón ha protagonizado un final de campaña notable, que le ha valido para permanecer, una temporada más, en Segunda División, en lo que sin duda ha sido el mejor momento del año para el equipo alfarero.

El punto de partida se sitúa en la jornada 32. El equipo madrileño venía de perder en Lugo, estaba solo tres puntos por encima de los puestos de descenso y acumulaba cinco jornadas sin conocer la victoria. A continuación recibía al Nàstic, que pese a estar solo un punto por encima de los alfareros en la clasificación, llegaba como el mejor visitante de la categoría. Sin embargo, algo cambió durante esa semana ya que el equipo catalán se vio totalmente superado, y aún así, tan solo perdió por 1-0. La victoria servía para coger aire y confianza de cara al siguiente partido, donde el equipo debía visitar el Carlos Tartiere para enfrentarse a un Real Oviedo metido de lleno en la pelea por el ascenso. En un partido donde los locales fueron superiores, los chicos de Julio Velázquez supieron aguantar en todo momento hasta el minuto 93, cuando Jonathan Pereira anotaba un gol que valía algo más que tres puntos.

Con estas dos victorias, el equipo ponía tierra de por medio con la zona de descenso. Pero una vez más, la irregularidad volvería a aparecer. Primero con la derrota en casa frente al Numancia en un partido donde los sorianos se encontraron con un gol en propia meta para llevarse los tres puntos. Siete días más tarde, un Lorca con un pie en Segunda B también conseguiría arañarle un punto a un Alcorcón totalmente desdibujado, y tras un buen partido en casa frente a Osasuna (0-0), los madrileños volverían a tropezar frente al otro colista, el Sevilla Atlético.

Conscientes de haber desaprovechado las opciones de cerrar la permanencia frente a rivales que no se jugaban nada, el Alcorcón debía afrontar las últimas cinco jornadas con cuatro puntos de ventaja sobre el descenso, pero con un calendario nada fácil, empezando por un duelo directo ante la Cultural Leonesa, donde un día más, la falta de gol de los madrileños volvió a hacerse evidente (0-0). Este empate no parecía el mejor presagio para afrontar la visita al Huesca, que se jugaba el ascenso. Sin embargo, cuando más difícil parecía la empresa, el equipo dio la cara para arrancar un empate del Alcoraz. Todo esto sirvió de preludio para lo que iba a ser el mejor momento del año del Alcorcón: jornada 40, derbi madrileño, un Rayo Vallecano que podía conseguir el ascenso con una victoria visitaba Santo Domingo, mientras los alfareros debían ganar para seguir dependiendo de si mismos. A día de hoy, a más de uno le sigue sorprendiendo el partido que se pudo vivir aquel día y que iba a terminar con un incontestable 4-0 a favor de los locales, que rubricaban así su mejor partido de la temporada.

Solo quedaba rematar la faena, y el equipo no decepcionó. Empatando primero en Almería en un partido donde los de Velázquez supieron gestionar en todo momento el encuentro, para llegar a la última jornada con remotas opciones de caer en la última plaza de descenso. En todo caso, esas opciones desaparecieron gracias al gran partido con el que se cerró la temporada frente a un Reus que no se jugaba nada pero que se vio superado por la mayor ambición del Alcorcón (3-0), que acababa así la liga en la decimotercera posición, justo por delante del equipo catalán.