Corrían malos tiempos por tierras cordobesas, bueno, llevaban los malos tiempos, mucho tiempo, valga la redundancia, un equipo sin ánimo, un equipo sin identidad, un equipo sin alma, eso era el CórdobaCF, un equipo a la deriva que navegaba por aguas peligrosas.

Había muchos fantasmas dentro del seno del club, era una situación insostenible, tanto para la afición como para los propios jugadores y demás trabajadores del club andaluz.

Tenía que llegar el cambio de rumbo, y alguien que pilotara la máquina de una forma diferente y certera, un cambio de rumbo, que trajera nuevas ilusiones y nuevos ánimos, para un club que no encontraba rumbo hacia ningún lado al que mirara.

Llegó y por fin se enderezó el rumbo, una directiva comprometida, un cuerpo técnico serio y nuevos jugadores para inyectar ese subidón de confianza que hacía falta, y cambió el rumbo.

Se cambió el rumbo hacia tierra firme, esa tierra en forma de salvación que tanto necesitaba el equipo, tanto por ellos como por la afición, de la mano de Sandoval, llevó la autoestima por las nubes, el saber que sí se podía, el no bajar los brazos, y sobre todo, el creer en ellos mismos.

Poco a poco se iban ganando partidos, casi sin darse uno cuenta, se sumaban puntos a lo que parecía imposible, se jugaba enserio, y se sacaban hacia delante los partidos más difíciles.

De esta forma se llegaba a cada partido con vida, una vida esencial para las creencias de todos en el club, pero sobre todo para que los jugadores no bajaran las armas, 

Pero llegó el partido clave para el equipo blanquiverde, un partido único, sin excusas, primordial, agónico, y demás adjetivos, para definir el importante choque para ambos equipos, para poder recortar en uno y alargar en otros los puntos de su casillero, y poder eludir el descenso.

El CórdobaCF hizo un partido malo, un partido donde no salió nada, hubo gol anulado que debió subir al marcador, pero que se anuló y no se pudo conseguir el empate en los últimos minutos, algo que hubiera sido injusto, porque el CórdobaCF se mereció la derrota, puesto que no hizo méritos para llevarse los tres puntos.

El partido más importante, y a los blanquiverdes, no les salió nada de nada, parecían apáticos, negados, cabizbajos, una sensación rara para lo que se jugaban, fue un partido para olvidar y del que el CórdobaCF tomaría buena nota, puesto que el margen de error se acortaba y se agrandaba el margen de puntos con la salvación, a cuatro.

El peor partido del equipo andaluz, fue, sin duda, el más importante y decisivo, y no supieron dar la cara y aprovechar la ocasión de salir del terreno pantanoso.