Era un día lluvioso y gris, de los típicos invernales que no sucedian por tierras cordobesas, malas nubes andaban por los despachos del Arcángel, unas nubes que no se iban y que más que traer agua fresca, traían ácido para salpicar a todo el mundo.
Esas nubes eran la familia González, una familia encabezada por el oligarca más grande que pasaba por tierras cordobesas, y su fiel servidor, su hijo Alejandro.
Esta familia, se dedicó a chupar del bote del CórdobaCF, prometiendo mucho, pero dando poco, cuanto más tenían o le daban, más quería o pedía, era una familia sin escrúpulos, ni deseos buenos, solo querían dinero y más dinero.
Pero un día, esas nubes cambiaron y vinieron las nubes claras, las que no contenían agua, y si las contenían, era de la buena y fresca, para regar y que creciera algo bueno con ella, era la dupla formada por Jesús León y Luis Oliver, ambos empresarios, pero que sentían los colores más que la familia González, puesto que Jesús era cordobés, y quería ayudar a su equipo a levantarse.
Convenció a los González para que les vendiera el club de sus amores, y lo consiguieron, no sin antes este oligarca, realizar su jugada maestra y sacar más beneficio a la operación, finalmente cogieron las riendas de un club desolado y se pusieron manos a la obra para sanarlo.
Se abría el mercado invernal, y empezaron a llegar jugadores de renombre al club califal. Valentín, Aythami, Reyes, Sandoval.... parecía un sueño hecho realidad para la siempre brillante afición del CórdobaCF.
Se empezó a trabajar con el equipo, y se veían resultados óptimos, un equipo comprometido, un cuerpo técnico que también lo estaba y una afición única, que acudía en masa a llenar el estadio en todas las jornadas, para así alentar al equipo y demostrarles que no estaban solos.
Se sumaban puntos y victorias cruciales, se ganaba ya por dinámica y suerte, más que muchas veces por juego, claro estaba que por lo menos se ganaba y se sumaban puntos al casillero para lograr la permanencia.
Se llegó vivo al último partido de liga, dependían de ellos mismos, y se enfrentaban a un Sporting de Gijón, que no era moco de pavo, y que necesitaba mínimo un punto para asegurar la tercera plaza del playoffs.
El equipo se conjuraba y la afición a lo suyo, llenaba el estadio en un día, una maravilla para lo que se jugaba, todo se presagiaba de cara para conseguir la permanencia, se daban los factores necesarios, y la dinámica era ganadora, se vivió un partido emocionante, donde el CórdobaCF dio un repaso de fútbol a un Sporting de Gijón que vino a pasearse, puede ser que sucumbieran al ambiente que se respiraba en el Arcángel, esas gargantas que no callaban y que rugían cuando más lo necesitaba el equipo, una unión que la trajo la salida de los González, y la entrada de sabía nueva.
Al final se consiguió ganar al equipo asturiano, por tres goles a cero, y se consiguió la permanencia en la segunda división del fútbol español, una segunda división, que el año que viene de nuevo verá la blanquiverde jugar por todos los estadios de España.