La SD Huesca ha realizado su mejor temporada histórica, una temporada formidable que será difícil de olvidar para los aficionados oscenses. Sin embargo, ni todo es blanco ni todo negro y eso lo ha experimentado el equipo altoaragonés, que vio como se le escapaba la oportunidad de realizar una temporada que quedara en los rankings históricos.

Los de Rubi comenzaron la temporada fantásticamente, consiguiendo el liderato en la jornada 16 y en mitad de una racha espectacular. A partir de ahí, las victorias se sucedían una tras otra y solo algún empate conseguía bajar los ánimos del equipo. Sin embargo, en la jornada 27, frente al Real Valladolid, el equipo entraría en una dinámica que iba a determinar el posterior transcurso de la temporada. Un 3-2 a domicilio pondría punto final a una racha de cinco victorias seguidas, aunque nada hacía indicar lo que sucedería después.

La jornada siguiente, de nuevo a domicilio, el equipo oscense caía derrotado por 3-0 en Vallecas, en uno de los peores partidos de la temporada y donde se puso de manifiesto la peor cara del Huesca. Tras esto, llegarían dos empates, frente a Almería y Reus. Pese a ello, la afición no bajaba los brazos y se desplazó en masa a tierras catalanas. Tocaba regresar al Alcoraz, estadio infranqueable para cualquiera que intentara avasallarlo. Pese a ello, el Sporting llegaba en un gran momento de forma y con un descaro descomunal, endosaría un 0-2 a los altoaragoneses poniendo fin a la racha de partidos sin perder que sustentaba el Huesca.

El mal momento que atravesaba el equipo era más que llamativo y poco a poco los rivales por el ascenso iban recortando puntos. El próximo rival sería un hueso duro de roer, el Cádiz CF. En un partido donde el Huesca tuvo el dominio y las principales ocasiones, el marcador acabó en empate, dejando un sabor agridulce en un equipo que tenía ganas de reponerse pero no encontraba la forma en que hacerlo.

La Romareda sería el próximo estadio que visitar, debido al aplazamiento del partido contra el Albacete. En el derbi aragonés esperaba un Zaragoza en pleno auge, donde una Romareda apretaba mucho y llevaba en volandas a un conjunto maño que se impondría por 1-0. Aquel partido sería un golpe durísimo por la rivalidad histórica entre ambos equipos y porque supondría dejar el liderato.

Una semana después se disputaría el partido aplazado con el Albacete que tampoco traería buenas noticias, ya que el conjunto manchego se llevaría un punto tras un partido soso que acabaría con 0-0. Afortunadamente, este sería el último partido de esta desastrosa dinámica que haría al Huesca perder su distancia respecto al resto de conjuntos e incluso el liderato que tanto tiempo habían poseído.

Pese a todos estos contratiempos, la SD Huesca supo reponerse y poner tierra de por medio frente al resto de rivales por el ascenso directo.