La contratación de Baraja como nuevo entrenador del Sporting fue sorpresivo para muchos: El ex mediocampista histórico del Valencia no contaba con grandes logros en su incipiente carrera como entrenador: Un año en Elche dejándolo en mitad de tabla de segunda división, y un mal paso por el Rayo Vallecano (tres partidos ganados de trece) era hasta el momento su andar como responsable del primer equipo. Su llegada generó dudas, aunque rápidamente el equipo notaría el cambio de míster. El debut del Pipo sucedió en la jornada 19 en condición de local frente al Tenerife: Fue una contundente goleada por 3-0 para que los suyos corten con una sequía de seis juegos sin victorias.

La realidad llamó a la puerta de los rojiblancos tres días más tarde en los Carménes: En un mal partido del Sporting caían 2-1 frente al Granada para retroceder los casilleros que habían avanzado en la jornada anterior.

Un principio irregular

En los primeros ocho partidos del nuevo entrenador en el banquillo sportinguista predominó la irregularidad: Solido en casa (cuatro jugados, todas victorias), pero sin personalidad fuera de su reducto (un empate y tres derrotas, incluida la del derbi). El Sporting no parecía despegar de la mitad de tabla y el playoff parecía una quimera.

Levantada del equipo

Desde la jornada 28 a la 35 inclusiva, solo hubo victorias para el Sporting de Gijón. Los jugadores parecían haber entendido la idea del miste y el equipo pasó de mitad de tabla a liderar la clasificación. Los rojiblancos eran letales en ataque e invencibles en defensa. En esa racha de sus pupilos hubo varios niveles altos: Diego Mariño en portería, Sergio Álvarez en el mediocampo, Jony rompiendo en el extremo, y Michael Santos disfrazado de killer total.

Tropiezo sin retorno

El hilo de triunfos se cortaría en la jornada 36 en un empate ante el Cádiz en el Ramón de Carranza, los comandados por Baraja llegaban a la Romareda a disputar su encuentro correspondiente de la jornada 38 en puestos de ascenso. Aunque una pésima primera parte de los asturianos dejaría en jaque las esperanzas del Sporting. A pesar de haber mejorado el nivel en la segunda mitad, finalmente fue derrota, que seria el inicio del derrumbe que se avecinaba.

A partir del mencionado traspié, casi todos los partidos siguientes tendrían el mismo final; Luego de Zaragoza, el Sporting sufrió una nueva caída, esta vez de local y ante el casi descendido Barcelona B. Una nueva derrota, esta vez en Tenerife, sepultaban las aspiraciones de los rojiblancos en la lucha por el ascenso directo. La ultima victoria en la temporada seria ante el Granada (tres puntos logrados de los últimos 21 en juego), para después caer humilladamente 3-0 ante el Córdoba.

Los rojiblancos cumplían con el objetivo del playoff, aunque llegaban muy debilitados al mismo; de forma futbolística y psicológica. Frente a los dirigidos por el Pipo estaba un Valladolid que venia en alza, y no lo perdonó: Un global de 5-2 sepultaba cualquier ilusión que quedaba en el inconsciente colectivo de algún afición o jugador del conjunto asturiano.

Números del entrenador

Rubén Baraja alcanzó los 26 partidos dirigidos en el Sporting de Gijón con el siguiente saldo: 15 victorias, dos empates y nueve derrotas. De 78 puntos en juego, conquistó 47 (60% de efectividad).

Déficit en los planteos

El principal problema de Baraja fue el planteamiento del equipo en condición de visitante. Fuera del Molinón los suyos eran un conjunto que abusaba de la cautela, esperando por demás al rival. Esta actitud constante de enfrentar los encuentros ha llevado perder bastantes puntos que dificultaron las chances de ascenso directo.

Tendrá revancha

Con su permanencia casi asegurada en la temporada 2018/2019, Rubén Baraja tendrá una segunda oportunidad para alcanzar la primera división: A diferencia de la temporada pasada, será el quien la organice desde un principio (junto a Torrecilla), y el encargado de delinear a un equipo, que deberá tener la incorporación de varios futbolistas, con el afán de lograr un solo objetivo: EL RETORNO A PRIMERA.

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