Con tan solo 17 años el joven futbolista Aitor Villar ha querido escribir una carta expresando sus sentimientos respecto de lo que es para él el Rayo, y ha sido como despedida de que abandona el club de Vallecas. Ya había jugado en el Rayo cuando era más joven, y regresó a Vallecas hace tres años para intentar triunfar en el equipo de su barrio.

El canterano la temporada pasada ha estado jugando en el Juvenil C, en el grupo II de la Primera División Autonómica, dónde finalmente la campaña anterior han quedado terceros en la clasificación con 66 puntos, siendo el segundo equipo que más goles marcaba y el primero que menos recibía. Esta temporada se ha convertido en el máximo goleador de la Liga marcando más de 30 goles. 

Dicho esto, ahora uno tiene que decir adiós al club franjirrojo y ayer el jugador se despidió a través de una carta en Unión Rayo mostrando a la afición rayista cómo se siente un canterano cuando se tiene que marchar del Rayo Vallecano.

Empezó diciendo que no creyó nunca que acabaría escribiendo esta carta de despedida. "Pongo fin a esta maravillosa etapa de mi vida, tanto en el plano personal como en el deportivo." Termina esta etapa en Vallecas en contra de lo que le dicta el corazón, pero no es suficiente el amor que tiene al club para que su cabeza le convenza de lo contrario.

Su sueño era jugar en el club de su barrio, Vallecas y lo cumplió, y el siguiente reto era debutar con el primer equipo. Como un buen jugador, año tras año ha ido creciendo en todos los aspectos de su vida, dejando atrás amigos inolvidables, compañeros maravillosos, cuerpos técnicos ejemplares, momentos inolvidables en el estadio, hasta haciendo de recogepelotas para sus ídolos, ha vivido ascensos a Primera, pero a la vez descensos a Segunda.

Siguió diciendo: "Me he sentido un privilegiado de poder hacer lo que más me gusta, y encima en mi equipo, este equipo del que los que somos vallecanos nacemos con la franja dentro, pero es que los que vienen de fuera, tardan muy poco en tatuarse esa franja de por vida."

Esos años Aitor ha tenido muchos sentimientos por la camiseta de la franja, y se siente muy orgulloso. Ha decidido eso con su club, porque se ha visto obligado a ello. Ha tenido ofertas de otro club bastante importantes, pero tiene que ser sincero con uno mismo y cuando se ve que todo el esfuerzo tanto futbolísticamente como personalmente no valen para nada, él empieza a pensar que todo lo que lleva dando orgulloso tanto tiempo no se está valorando en absoluto.

Quiso continuar diciendo que ha sudado la camiseta como el que más, ha llorado por derrotas, siempre ha intentado dar lo mejor de él en beneficio de su equipo, ha defendido a muerte el escudo, y además se ha puesto el brazalete de capitán, que para él era increíble dónde de eso pueden dar fe todos sus compañeros.

Todo eso lo escribe porque le sale de dentro, es lo que piensa y siente, pero a la vez el club no tiene que pensar lo mismo que él. Se va de Vallecas sin rencor, agradecido de por vida de todas las personas que han pasado en cada año en este gran club, su Rayo Vallecano.

Ya para terminar, nombró a ciertos entrenadores dándoles las gracias: Toni, Nacho, Rubén, Emilio, Dongil…ya que de una manera o otra todos le han enseñado algo. En especial a Jorge Rubio Villarreal, que fue quien le facilitó la vuelta a Vallecas, pero a demás se la jugó para que volviera.

Así que, terminó deseando la suerte del mundo al Rayo Vallecano de Madrid. “Espero que esto sólo sea un hasta pronto.”

VAVEL Logo
Sobre el autor