Amaya debe mucho al rayismo y el rayismo le debe mucho a Antonio Amaya. Una conexión instantánea, infranqueable, que por el momento debe separar sus caminos. A pesar de los éxitos que ha logrado el Rayo Vallecano durante la temporada 2017-2018, para el central ha sido una campaña complicada en el terreno individual. Su papel fue viéndose más diminuto a medida que pasaban los partidos, y la imposibilidad de jugar más minutos, le ha privado de demostrar su valía un año más y ayudar a que su renovación se hiciera efectiva antes de que su contrato expirase.
Amaya se despedirá el seis de julio
Las conversaciones con el madrileño para comunicarle que su futuro estaba lejos del Estadio de Vallecas se produjeron hace unas semanas, pero la oficialidad de lo acordado no llegaba, hasta que lo hizo público el propio jugador. Lo hizo a través de las redes sociales, acto que hizo saltar todas las alarmas en el club vallecano y en poco tiempo sacaron a la luz que el futbolista no continuaría en sus filas.
Por todo lo que ha dado al equipo, el defensa no podía irse sin más, por la puerta de atrás, necesitaba una despedida a su altura. Y la tendrá. Tras unos días de retraso de lo previsto debido a problemas de concretar agendas, la despedida del corpulento jugador se producirá el viernes seis de julio a las 11:00 horas, en la sala de prensa de la Ciudad Deportiva.
Amaya puede irse con la satisfacción de haber cumplido los deberes, tras haber militado en tres categorías diferentes con el Rayo Vallecano -sin hablar de las categorías inferiores-, ha sumado para que su equipo volviera a Primera División en los partidos que ha participado. Y no solo eso, los más de 250 partidos enfundándose la franjirroja con valentía, coraje y nobleza han hecho que el canterano sea uno de los jugadores más queridos por su afición. Aficionados que, a pesar de la dura noticia, esperan las palabras de su capitán antes de que emprenda una nueva aventura.