La Selección Francesa sigue escalando en la cima mundial del verano. Esta vez, fue Uruguay la que sucumbió ante los galos, en un encuentro no menos disputado que los anteriores que se han visto en Rusia, pero donde los de Deschamps apenas les valió con un testarazo del defensa Varane y un chut lejano de Griezmann que el guardameta uruguayo no supo atajar. 

No obstante, en este tipo de duelos lo más difícil es abrir el marcador, algo que el central madridista se encargó de hacer a los 40 minutos de juego. Un balón colgado al área por su compañero colchonero fue perfectamente rematado hacia la derecha de Muslera, que poco más que estirarse pudo ofrecer.

Era un momento clave, a poco del descanso y con el partido en labores distintas para cada equipo: mientras Uruguay se defendía e intentaba aprovechar los balones para Luis Suárez y Stuani, Francia trataba de penetrar en el área charrúa con las acciones de Mbappé, Pogba o el propio Griezmann. 

Precisamente fue este último quien anotó el segundo a quince minutos de reanudarse el juego. Así, con más tranquilidad y pausando la posesión cuando era necesario, les bleus defendieron el resultado hasta el pitido final, sin complicaciones. En gran parte, gracias a las labores atrás de Varane junto a Umtiti. 

Ambos centrales galos mantuvieron a raya a un desaparecido en combate Luis Suárez, que ante el buen trabajo de Francia apenas pudo crear peligro. Aunque no dejó de correr, presionar e intentar rematar algún balón colgado, la fortaleza francesa fue imposible de derribar.

Por su parte, Stuani se dedicó más a las entradas duras sobre Lucas Hernández que ha generar ocasiones para Uruguay. Cuando Maxi Gómez accedió al terreno estuvo igualmente bien controlado por Varane y compañía en un encuentro espléndido del central blanco. Con limpieza, seguridad, concentración, contundencia y esa suerte para estar en el lugar adecuado. Ese que le permitió abrir la lata charrúa en el ejercicio paciente de Francia frente a un replegado rival.