La final de la Copa del Rey del año 2011 fue un partido clave que cambió el porvenir del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo frente al flamante Barcelona de Pep Guardiola. Ambos equipos se enfrentaban en la final después de que los culés eliminaran a los blancos de la Champions League en unas de las semifinales más polémicas que se recuerdan y levantaran la liga por tercer año consecutivo.

Este momento coincidió con la explosión futbolística del mejor Barça de los últimos años. En la misma temporada, endosaron la famosa 'manita' a los de Mourinho en el Camp Nou y dominaron a prácticamente todos los rivales a los que se enfrentaron. Mientras, el Madrid se encontraba en un periodo de transición, adaptándose a la filosofía futbolística del técnico luso que acababa de coger las riendas del equipo merengue.

Cristiano Ronaldo también estaba haciendo un año a la altura de lo que se esperaba de un jugador de su talla. En la campaña anterior, la pronta eliminación del equipo en la Champions League y una lesión que mantuvo al punta fuera de los terrenos de juego durante unos meses impidió a Cristiano justificar los 96 millones que se pagaron por su traspaso. Sin embargo, todo cambió con la llegada de Mourinho y el luso plasmó una gran campaña.

A pesar de la buena temporada que estaba cuajando el luso, gran parte de la afición reclamaba a Cristiano más protagonismo en los partidos importantes del club ante rivales de embergadura, como el Barcelona. Esta opinión cambiaría la noche del 20 de abril de 2011.

El partido

Los culés eran los claros favoritos a llevarse el título de Copa después de imponerse a los blancos en dos de las cuatro ocasiones que se habían enfrentado durante esa temporada, mientras que los de Mourinho solo pudieron obtener dos empates a un gol. Además, el Barcelona se dirigía hacia el segundo triplete de su historia tras ganar LaLiga y plantarse en una nueva final de la Champions League, que le enfrentaba al Manchester United.

En el inicio de la final se pudo ver a un Real Madrid avasallador, que empujado por su afición dominó al cuadro blaugranada. Las ganas de revancha de los jugadores blancos provocaron que el equipo fuera una auténtica roca, con Pepe, Khedira y Xabi Alonso cerrando líneas y bloqueando la delantera blaugrana, mientras que Cristiano Ronaldo y Di María aprovechaban su explosiva velocidad para buscar contraataques rápidos.

Según fue progresando el encuentro, ambos equipos comenzaron a tener miedo de fallar y cometer un error que pudiera aprovechar el rival, por lo que los minutos finales de encuentro se jugaron con mucha más pausa y cautela que el resto del encuentro. Los 90 minutos reglamentarios concluyeron sin goles y el partido se iba a la prórroga dejando la sensación de que todo puede pasar.

En la primera parte del tiempo añadido, los dos equipos siguieron como en los minutos finales del partido. El nervio y el cansancio acumulado comenzaba a notarse en los jugadores, que pensaban muy bien el qué hacer con el balón. El encuentro se convirtió en un 'toma y daca' con poco peligro, hasta que llegó el minuto 103. Di María aprovechó una excelente pared esbozada con Marcelo para colocar un centro milimético a la cabeza de Cristiano Ronaldo, que se elevó sobre Adriano y conectó un remate impecable a la escuadra izquierda de la portería de Pinto, que acabó en el tanto de la victoria merengue.

En el descanso, el éxtasis madridista era tal que no se paró de animar durante los cinco minutos que separan las dos partes de la prórroga. En la segunda mitad del tiempo añadido el Madrid sufrió mucho y el Barcelona tuvo oportunidades para igualar la contienda y mandar el partido a penatis, aunque finalmente no llegó a materializar dichas ocasiones y el equpo blanco venció por primera vez a los de Guardiola, con Cristiano Ronaldo como héroe absoluto de la noche después de su gol y actuación.