Época. Según la Real Academia Española, nombre femenino que cobra de sentido al periodo de tiempo que se distingue por los hechos históricos en él acaecidos y por sus formas de vida. Para todos aquellos aficionados al buen fútbol, lo de Pep Guardiola, Tito Vilanova y Luis Enrique se ha forjado como un hito memorable en el que la ilusión cobraba vida cada vez que aquel grupo de jugadores que llegaron hasta la cima europea arrasaban con los rivales que se les ponían enfrente en cualquiera que fuese la competición en el viejo continente. Lo de aquellos años fue digno de ser calificado como triunvirato dorado. Las gradas del Camp Nou gozaban expectantes de lo que querían que fuera un ciclo con principio, pero sin final. Pero el tiempo pasa y cada año se forjan más leyendas en la historia de un club en el que no ha habido despedidas más emocionantes que las protagonizadas por aquellos que capitanearon el barco del éxito, dejando un gran legado.

Aquella herencia comenzó a revolucionar el estilo de un equipo en el que caló hondo la clase y la visión que proporcionó Johan Cruyff sobre los terrenos de juego. En esa época se forjó lo que más tarde sería la popularización de la forma de ver un deporte en el que todos los equipos intentaron imitar la táctica que tantos triunfos dejó en las vitrinas de un estadio en el que comenzaba un ciclo inmejorable. Después de que el fútbol se pusiera patas arriba con esta hegemonía, el 'Dream Team' del estratega holandés marcó una época en el fútbol europeo, pero, sobre todo, marcó el camino a seguir en los próximos años y en los próximos retos. 

La máquina azulgrana comenzaba a engrasarse y lo hacía con la confianza necesaria para arrasar en los prolegómenos de una asociación temible e imparable.

El comienzo del tiki y del toque: tres pilares fundamentales

Era hora de recoger lo sembrado años atrás. El triunfo estaba esperando y los intermediarios encargados de llevar por bandera la esencia del éxito comenzaban a tener nombres y apellidos. Entonces, un proyecto al alcance de un club tan grande tenía que ser liderado por el carisma personificado: la fuerza, la abnegación, el corazón y el amor a los colores azulgranas fueron los rasgos distintivos que hicieron que Carles Puyol se pusiera al frente de un timón en el que los valores que transmitió sobre los terrenos de juego iban encabezados por una perseverancia que le hizo asumir el rol de eje imprescindible en la zaga del equipo durante muchos años. Pero su deportividad también recaló en la perspectiva humana: además de ganar títulos, algunos gestos forjaron un legado en el que quedó tallado su beso al brazalete de capitán tras marcar un gol en el Santiago Bernabéu en el histórico 2-6 del 2009 o el momento en el que su compañerismo salió una vez más a la luz en el instante en el que dejó que Éric Abidal tuviese la posibilidad de levantar la Champions del 2011 en el nuevo Wembley. 

Carles Puyol se forjó como capitán de un barco en el que la insistencia y la ambición fueron las únicas consignas de un propósito que se escuchaba a voces: llevar al club hasta lo más alto.

Cuando el capitán cerraba su gran etapa en los terrenos de juego, el testigo lo recogía otra figura carismática: el mago de Terrassa. Xavi Hernández recogía el brazalete del éxito representando a la perfección la esencia que tanto había caracterizado al club durante tantos años. Comenzaba una etapa en la que la cantera cobraba vida y en el que él supo representar a la perfección los mejores valores del barcelonismo. Siendo un gran director de orquesta, forjó otra época de éxito demostrando tener siempre el mapa del terreno de juego en la cabeza, siendo analítico, disciplinario, formidable y creativo, asumiendo el rol de verdadero cerebro en el equipo.

El tiempo corría y el siguiente en heredar la responsabilidad de edificar un proyecto tan grande era Andrés Iniesta. El mago de Fuentealbilla llegó a La Masia con apenas 12 años y se convirtió en el cerebro de un equipo en el que recaló con su intuición, su verticalidad, su rapidez y su inteligencia. Ha sido el manchego quien ha puesto el broche de oro a una época en la que los éxitos se han forjado en torno a tres pilares fundamentales. El fútbol de Andrés Iniesta siempre será recordado. El capitán azulgrana se ha forjado como leyenda del barcelonismo al demostrar polivalencia, profesionalidad, humildad y talento. Con el 8 a sus espaldas, Andrés se ha marchado por la puerta grande y ya es parte de la historia de un club en el que ha convertido su estilo en una referencia para cualquier interior del mundo, habiendo sido práctico, elegante y temido por sus asistencias.

Andrés Iniesta en su despedida | Foto: Noelia Déniz - VAVEL
Andrés Iniesta en su despedida | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

¡Cómo han pasado los años!

La vida tiene ciclos y el fútbol tiene épocas. La de Carles Puyol, Xavi Hernández y Andrés Iniesta comenzó en la fábrica de talentos azulgrana. El central de La Pobla de Segur, el centrocampista de Terrassa y el timón de Fuentealbilla, han dejado huella en la historia del club como memorables y los aficionados están lejos de olvidar todo lo que han hecho por el escudo blaugrana.

A las pruebas se remiten. Los títulos alcanzados hablan por ellos y la magia regalada durante las temporadas en las que han vestido de azulgranas se traducen a los triunfos que han ido cosechando hasta el momento de decir adiós a la casa que durante tanto tiempo les ha visto crecer. Con los tres protagonistas ya fuera del feudo culé, la historia se remonta a los jóvenes talentos que en su día explotó la cantera y que han llegado tan alto que los aficionados se niegan a seguir presenciando despedidas, aferrándose a la historia que continuarán escribiendo Leo Messi, Gerard Piqué, Sergio Busquets y compañía.

La cantera, en el punto de mira

Una vez que la época dorada culmine, la ilusión azulgrana se aferrará a la posibilidad de que el sistema siga basándose en seguir puliendo y reteniendo a aquellos canteranos que pueden y deberían coger el testigo del éxito. A pesar de que por el momento no haya aparecido una generación tan buena como la que sí han protagonizado Andrés Iniesta, Carles Puyol, Gerard Piqué, Jordi Alba, Leo Messi, Sergio Busquets o Xavi Hernández durante todos estos años, es hora de otorgar confianza y probar suerte con el esquema por el que siempre se ha apostado.

Andrés Iniesta y Sergio Busquets despidiéndose en el terreno de juego | Foto: Noelia Déniz - VAVEL
Andrés Iniesta y Sergio Busquets despidiéndose en el terreno de juego | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

Los jóvenes de La Masia no son una excepción y la calidad que traen en su estilo de juego está a la altura de un escudo tan grande como lo es el propio club. La fábrica de talentos azulgrana es el reinado del campeón y los nombres propios que han ensalzado la historia de este club lo han demostrado. La marca culé debería aprovecharse más. Hoy en día está sufriendo un desplante por parte de un club que ha pasado a pensar más en una estructura basada en los fichajes que en futbolistas de la propia casa, haciendo vestir de azulgrana a jugadores que proceden de grandes equipos y que, conocidos por un despunte que en ocasiones supera a la marca culé, hacen que los canteranos más soñadores se vean mermados frente a unas condiciones que al parecer, son imparables a día de hoy. Esos pequeños soñadores son aquellos que día tras día han estado observando la trayectoria de esos jugadores que han llegado a lo más alto, habiendo tenido que superar algunos baches y algunas dificultades. Ellos serán los encargados de relanzar las expectativas que todos tienen en su juego y ellos mismos recogerán el testigo de aquellos que dieron pie a tanta magia.

Quizás sea la hora de apostar por un proyecto común que vuelva a ilusionar al barcelonismo. Nunca se puede saber qué puede acarrear una apuesta tan fuerte como la de confiar en la fábrica que en su día dejó salir a la luz a esas pequeñas perlas que tiempo después se alzarían con la gloria de defender el escudo por el que tanto tiempo llevaban luchando. ¿Y si se da la carambola del inicio de otra época igual o mejor que la anterior? 

¿Qué pasará después?

Los aficionados al buen fútbol somos conscientes de que el final de la época dorada se acerca y la marcha de Andrés Iniesta ha sido uno de los muchos prolegómenos que se pueden dar en el futuro. Con incredulidad, pero con agradecimiento, al culé ilusionado le quedan dos opciones: resignarse a admitir que el fútbol del equipo continúa o asumir que la época dorada es parte de la historia y que el proyecto que está afincado en el club tiene que reedificarse sobre nuevas bases y futuras promesas

Ante tanta incertidumbre, lo más fácil es llegar a pensar que todavía quedan años de buen fútbol. Pero la realidad es que el talento va consumiéndose a medida que pasa el tiempo y entonces llegará el momento de empezar un nuevo camino confiando en otras perlas que probablemente lleguen a dejar huella en la historia del club como lo hicieron aquellos que supieron escribir y alargar su historia durante tanto tiempo.

Leo Messi, nuevo capit
Leo Messi, nuevo capitán del equipo frente a la Real Sociedad | Foto: Noelia Déniz - VAVEL

Las despedidas de Leo Messi, Gerard Piqué o Sergio Busquets culminarán un ciclo en el que el broche de oro será la capacidad que el equipo muestre para levantarse y asumir los retos futuros con caras nuevas. Entonces, la cantera y la llegada de nuevos jugadores asumirán la responsabilidad de relanzar la ilusión que comenzó a forjarse en el año 1992, cuando el cuarto proyecto de Johan Cruyff pasaba por la conquista del primer ansiado trofeo europeo, relanzando una generación que más tarde sería encabezada por uno de los mejores estrategas que capitanearon la esperanza y la perseverancia del club de cara a alcanzar la cima europea: Pep Guardiola confeccionó una plantilla única, con unos jugadores irrepetibles y que rozaba la perfección futbolística. Aquella fue una auténtica máquina capaz de jugar y ganar enamorando a todos los aficionados de este deporte.