Día de celebración en el Román Suárez Puerta. No por la situación actual del Real Avilés, un clásico del fútbol astur que atraviesa el momento más delicados de su centenaria historia, sino por la visita del Sporting de Gijón y el Pontevedra CF. Mirando al cielo puede parecer mentira, pero es 21 de julio en Asturias. Plena pretemporada y la lluvia que amenaza decidida al municipal avilesino mientras la Federación de Peñas Sportinguistas festeja su segundo encuentro anual.

Chus Pedro y su inseparable fular amenizan la previa del encuentro a pie de campo. 'Chalaneru' a pleno pulmón. Entre canción y canción, siempre presentes los hermanos Castro. Al fin y al cabo se trata de un homenaje. Empieza el fútbol sin más noticias que el once rojiblanco, algo distinto al del encuentro en Les Caleyes. "Si alguien conoce al colegiado que levante la mano", se escucha en la grada. Toca investigar. Los primeros minutos, como era previsible, no pasan a la historia del fútbol. El cuadro local maneja la bola mientras los seguidores más rezagados, aprovechando el ambiente festivo, apuran su cerveza en las inmediaciones del estadio.

Una primera mitad sin demasiado jugo

Minuto once de juego y Carmona que cae derribado en el área gallega. Empujón claro. Víctor Areces Franco, el árbitro encargado de dirigir el choque, no obstante, no lo considera contacto suficiente como para señalar el punto fatídico. Efectivamente, ha llegado por fin la hoja de prensa. Misterio resuelto. En la siguiente jugada volvió a desbordar Carmona por el carril diestro del ataque sportinguista. Edu, cancerbero pontevedrés, evitó el primer tanto del choque en el mano a mano. No sería la última intervención salvadora del meta.

Poco a poco se va desperezando el Pontevedra. Sin complejos, Berrocal prueba a Mariño desde la media distancia. Acto seguido reacciona el Sporting por mediación de André Sousa. Zurdazo desde la media luna y gran intervención de Edu, que salva a los suyos por segunda vez en menos de media hora. Poquito más en la primera mitad.

Historia de un homenaje fracasado

Al descanso, homenaje fallido a los hermanos Castro. Un globo aerostático incapaz de alzar el vuelo y una gran fotografía de ambos mitos sportinguistas que no luce como merece. Fracaso absoluto. Mientras, carrusel de cambios en ambos equipos. Solo Babín y Mariño repiten en el Sporting. Por parte del Pontevedra, un once completamente nuevo. Algo habitual en los choques de pretemporada.

Sobre el césped, el Pontevedra pone la primera oportunidad de la segunda parte. Para alivio de los 2.500 peñistas rojiblancos presentes en la grada, Berto Espeso despeja el cuero sobre la línea. La reacción del Sporting llega por parte de Pablo Fernández, quien busca el gol sin éxito hasta en dos ocasiones consecutivas. La primera con un remate forzado que no encuentra portería. La segunda, asistiendo a Pablo Pérez. El gijonés, sin embargo, no supo definir desde el interior del área.

Dos goles y poco más

¿Se animaría así la recta final del encuentro? Lo cierto es que sí. Sin embargo, no de la forma esperada. Cuando mejor está el Sporting llega el tanto del Pontevedra. Campillo, el '4' gallego, perfora la meta de Mariño con una bonita volea. Remate académico para sembrar el pánico entre la afición asturiana. 

El Sporting, herido en su orgullo, se va decididamente al ataque el los último minutos. Así llega el empate. Nacho Méndez lleva la batuta y Pablo Pérez remata la faena con la testa. Un alivio. A pesar de ser un amistoso estival, a nadie le gusta perder. Con el Sporting completamente volcado, señala Areces Franco el final del choque. Termina el partido, pero empieza la fiesta de las peñas. ¡A disfrutar!