El sorteo del calendario de competición, efectuado el pasado martes, no sólo permitió realizar cábalas, planificar destinos y visualizar tramos complicados. También sirvió para constatar, una vez más, lo infernalmente competitiva que va a ser esta Liga 1|2|3.

Entre los 22 equipos, figura el nombre de un club que para muchos rivales posee cierto aroma nostálgico. Un equipo capaz de trasladar, de un plumazo, al esplendor de un fútbol ya desaparecido y añorado como es el de finales de siglo.

Este equipo no es otro que el Extremadura UD. Club surgido de la nada para heredar la esencia de su histórico antecesor y que, paulatinamente, ha ido recuperando ese carisma nacional que el tiempo había ido cruelmente devorando.

Tras 17 años e innumerables cicatrices futbolísticas, Almendralejo vuelve a tener ese inconfundible olor a plata y a erigirse como estandarte del denostado fútbol extremeño. Este año en Liga 1|2|3 no sólo juegan once futbolistas, juega toda una región.

Una tarde de junio

12 de Junio de 1994. El mítico CF Extremadura disputa su segunda fase de ascenso a Segunda A en cuatro años. Lejos de divagar y maldecir oportunidades perdidas, los azulgrana siguen a lo suyo: campeones de liga y con oportunidad de realizar un nuevo asalto.

Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial
Foto: El Periódico Extremadura

Un bloque muy sólido fraguado a base de unión, coraje y modestia que refleja perfectamente todos los valores de la ciudad que representa. Almendralejo sueña fútbol y el Francisco de la Hera no es más que el lugar en el que dichos sueños se materializan.

El viejo sistema de liguilla se ha encargado de poner a Malleu, Numancia y Langreo como piedras en el camino. La tremenda regularidad mostrada durante el campeonato, se prolonga durante los encuentros de ascenso y el Extremadura llega a la última jornada dependiendo de sí mismo para ser de plata.

Su rival en la final: el Langreo. Tres goles, uno de Peña y dos de José Melenas tumban al equipo asturiano poniendo la guinda a la temporada y devolviendo, 34 años después, al club a Segunda.

Armados con bufandas y banderines de plástico, los aficionados que abarrotan el antiguo Francisco de la Hera celebran con la efusividad del que ha visto ampliamente superadas sus expectativas. En ese mismo instante nadie, absolutamente nadie, podría vaticinar que dicho ascenso sería tan sólo el principio. No había un más allá, no había mayor premio que seguir acudiendo cada domingo a ver a su equipo. Almendralejo no sufría, Almendralejo saboreaba.

Nuevas esperanzas

Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial
Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial

El resto de capítulos de esta hazaña deportiva ya se conocen. Tardes de gloria, llegada a la cima y una inevitable caída tras alcanzarla que se prolongó hasta la muerte institucional.

Inmersos en este período de agonía surgía paralelamente, allá por 2007, la fuerte necesidad de recuperar la identidad perdida. Un hilo de esperanza y una intención firme de mantener esa semilla que otrora fue sinónimo de éxito rotundo. Un cambio, en definitiva, que fue bautizado como Extremadura Unión Deportiva.

Muchos años de dura travesía por el fútbol de barro han servido para alimentar esa semilla de manera imparable. Aquel aficionado que se desmotivó ha ido, poco a poco, desempolvando sus enseres azulgranas, mientras que las nuevas generaciones van descubriendo que efectivamente hay fútbol más allá del universo Champions.

El fútbol, para los valientes

Jugadores celebrando un gol | Fotografía: Extremadura UD
Foto: @EXT_UD oficial

Sin embargo, recuperar el fútbol profesional no ha sido enmienda fácil. El conjunto extremeño arrancaba el curso 2017/18 con el eslogan “Apuesta extrema” y el proyecto más ambicioso de su corta historia.

El Extremadura contaba con una de las plantillas más potentes de la categoría y un capitán de barco, llamado Juan Sabas, que había hecho del término “valiente” la consigna para lograr la histórica permanencia unos meses antes. Ingredientes más que suficientes para presenciar una temporada más tranquila que la anterior, pero en esto del fútbol las previsiones se suelen desvanecer.

El técnico madrileño era destituido antes de comenzar la liga y Agustín Izquierdo, entrenador del filial, tomaba las riendas. Sin embargo, la esperada comunión Izquierdo-afición no se llegaba a producir. La sombra de Sabas planea con demasiada insistencia y, tras los malos resultados a domicilio, el club decide cesarle a mediados de octubre.

Su sustituto, el jerezano Manolo Ruiz, parece dar con la “tecla”.  El equipo va poco a poco despertándose, llegando a ser líder un mes después y acabando la primera vuelta de manera espectacular. Pero al iniciarse la segunda, la montaña rusa vuelve a hacer acto de presencia y una serie de pinchazos provoca su destitución en febrero.

Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial
Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial

El nuevo inquilino del banquillo es un debutante, Rafa Martín Vázquez. Un nuevo cambio que no produce el efecto deseado y una situación deportiva que lejos de mejorar, empeora. El conjunto azulgrana titubea durante varias jornadas y encadena su peor racha de la temporada. Las consecuencias no se hacen esperar y, seis meses después, el equipo sale de playoffs.

A dos jornadas del final, con una plantilla prácticamente desahuciada y el objetivo a punto de escaparse, se produce un retorno tan esperado como efectivo. Juan Sabas decide recoger el guante y volver a asumir el reto de salvar la temporada. Su fórmula, recurrir a los ingredientes que tan buen resultado le habían dado un año antes: humildad, unión y pasión.

Bajo esta premisa el equipo no sólo logra el objetivo de meterse en playoffs, sino ascender brillantemente a Liga 1|2|3 y recobrar esa identidad histórica que cimentó al club durante su época dorada.

Humildad por bandera

Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial
Foto: Alberto Lorite, @EXT_UD oficial

El nuevo Extremadura de plata no va a ser muy diferente al que deleitó en junio del 94 o a finales de la pasada campaña, ya que ambos poseen un denominador común: la humildad. Un equipo modesto y una pretensión clara, la de mantenerse en el fútbol profesional. Para ello contará con la base de la temporada pasada, así como refuerzos que encajen con la idiosincrasia de un club en el que el todo supera ampliamente cada parte.

A partir de aquí hay licencia absoluta para disfrutar y soñar, sin renunciar a ese bien tan singular y que tan buenas recompensas ha dado como es la identidad.

Un equipo que volverá a representar a todo el que se identifique con él, dentro y fuera de Almendralejo, y una entidad íntimamente ligada a la forma de ser y sentir de una región, cuyo nombre paseará orgulloso por la geografía futbolística española.

La Liga 12|3 más competitiva de la historia llama a la puerta y el Extremadura ya afila sus armas. ¡Que comience el espectáculo!