El Real Madrid terminó su gira por Estados Unidos con el mejor partido hasta ahora de la pretemporada. Es cierto que es pretemporada, pero el juego que practicó el conjunto blanco sobre todo en la primera parte fue para ilusionar a su afición. El sello de Lopetegui ya comienza a verse y la poca esperanza que muchos tenían en el equipo blanco tras la marcha de su gran estrella comienzan a disiparse poco a poco.

El partido vino marcado en los prolegómenos por las circunstancias atmosféricas adversas. Una tormenta eléctrica comenzó a descarrgar sobre el estadio de New Jersey e incluso se puso en duda la disputa del partido que, finalmente, comenzó con un retraso de media hora. Una vez dejados atrás los problemas meteorológicos, el encuentro comenzó con un Real Madrid cuya alineación podría asemejarse mucho a la que saldrá en la Supercopa de Europa ante el Atlético la próxima semana. Finaliza la pretemporada y se acercan los títulos y, a falta de que lleguen posibles fichajes y de la puesta a punto de los últimos mundialistas en sumarse al trabajo, Lopetegui ya comenzó a perfilar su once.

Velocidad y presión alta

Los minutos iniciales fueron para ilusionar verdaderamente a toda la afición que estaba preocupada. Es cierto que es pretemporada, pero se vieron varios automatismos y claves de lo que querrá Lopetegui: presión alta, movilidad y velocidad de balón. Con estos tres ingredientes, el Madrid cocinó unos minutos muy buenos.

Poco hizo falta esperar para ver el primer gol del partido. Primer minuto y Bale mete un pase de exterior maravilloso para hacer bueno el desmarque de Asensio, que marcaría el primero. El balear parece que está volviendo a mostrar el nivel, tanto de juego como goleador, que todos esperan de él de cara a una temporada en la que va a tener una importancia mucho mayor. Poco después, el mismo Bale fue protagonista esta vez anotando el segundo gol. Un tanto made in Bale con un balón largo a la carrera y tirando hacia dentro para definir con la pierna izquierda. Quince minutos y los madridistas ya ganaban 2-0 con un Bale que parece erigirse en el nuevo líder. 

Bale y Asensio, autores de los dos goles/ Foto: Real Madrid
Bale y Asensio, autores de los dos goles/ Foto: Real Madrid

A pesar de la ventaja el Madrid no bajó un ápice el ritmo. Bale, Benzema y Asensio volvieron loca a la defensa romana que no sabía a quién tenían que cubrir cada uno. La movilidad de los tres y la voraz presión tras pérdida fueron un quebradero de cabeza para los italianos. La tormenta más peligrosa para la Roma no fue la de rayos, sino el juego del Real Madrid. Antes del descanso los de Lopetegui tuvieron alguna oportunidad más gracias a disparos lejanos de Benzema o Ceballos, pero se llegó al intermedio con el dos a cero en el marcador. Concluía así una primera mitad que hacía esbozar una sonrisa de ilusión al madridismo.

El ritmo bajó con los cambios

En la segunda parte llegó el carrusel de cambios por parte de los dos equipos y el ritmo cambió por completo. El campo se llenó de los jóvenes de la llamada 'unidad B' y de algunos canteranos y nada tuvo que ver con la primera mitad. No sucedió casi nada durante los segundos cuarenta cinco minutos que transcurrieron con una velocidad de balón más lenta y menos presión alta. La Roma tampoco puso en demasiados apuros a un Real Madrid que no vio peligrar el resultado hasta los últimos diez minutos.

El atractivo principal era ver a Vinicius, que no tuvo mucho protagonismo, salvo un disparo desde la frontal del área que se marchó rozando el palo.

Cuando tan solo quedaban ocho minutos, Strootamn recortaba distancias para la Roma y metía en el partido al conjunto italiano. El tanto vino de un saque de banda peinado que cayó en los pies del mediocentro romanista que empaló a bocajarro un disparo ante el que nada pudo hacer Keylor Navas.

Terminó así el penúltimo partido para los madridistas antes de comenzar a disputar los títulos. Un encuentro cuya primera parte fue una declaración de intenciones de lo que puede ser el Madrid de Lopetegui durante la temporada y que sirvió para ilusionar.