Terminó la 'novela', Yerry Mina jugará en el Everton de Inglaterra. Allí resguardará la zaga junto a Kurt Zouma, un joven defensor francés quien también sabe lo que es no poder consolidarse en la élite. La realidad deportiva del central colombiano ha cambiado sustancialmente en el último tiempo. El año pasado, Mina se dio el lujo de rechazar a varios grandes de Europa para jugar en el Barcelona; hoy, tendrá que probar suerte en un equipo que obtuvo su último título cuando Yerry aún era alimentado en el regazo de su señora madre.

Puede resultar chocante que un equipo como el Barcelona, que se cansó de darle oportunidades a futbolistas como André Gomes y estuvo detrás de Mina durante casi dos años, haya optado por deshacerse del colombiano sin remordimiento alguno. Aun así, es innegable que la adaptación de Mina en Can Barça no ha sido la esperada, por lo que el jugador ha tenido que irse por la puerta de atrás, solo ocho meses después de su arribo.

Pero, ¿por qué Mina no triunfó en el Barcelona? Los factores pueden ser muchos. Primero, llegó con mucha inactividad. Hace exactamente un año sufrió una fractura en el quinto metatarsiano del pie izquierdo y su ritmo de competencia se vio mermado hasta el final de 2017. Segundo, se suponía que el de Guachené arribaría a la ciudad condal una vez terminado el Mundial de Rusia, pero Mascherano se fue a China y el Barcelona quiso agilizar su fichaje. Cambiaron los planes y, pese a que pocos lo notaron en su momento, ahí empezaron a torcerse las cosas.

Mina llegó al Barça bajo de forma; desembarcó en un equipo ya armado, a practicar un fútbol totalmente desconocido, y a ejercer un rol muy distinto al que tenía en Palmeiras: ser el cuarto central. No hizo pre-temporada, no tuvo tiempo para ponerse a la par de sus compañeros y todo eso dificultó mucho su integración al estilo culé. En resumidas cuentas, fue a una batalla de gladiadores armado con un cepillo de dientes.

Valverde hizo lo que pudo para inmiscuirlo en sus planes, pese a que él no pidió que le trajeran al jugador. Sus compañeros trataron de integrarlo y él puso de su parte, pero al final, los factores mencionados anteriormente terminaron pesando mucho más. El resultado, previsible: poco protagonismo y más minutos en la grada que en el campo. Cuando tuvo la oportunidad de jugar, Yerry Mina acabó expuesto, dejando más disconformidades que elogios por el camino.

Fue tan relegado, deportivamente, que el Barcelona optó por fichar a otro central en este mismo mercado. El buen Mundial que hizo, solo sirvió de vitrina para que el Barcelona obtuviera una 'ganga' y lo vendiera por tres veces más de lo que lo compró. Aun así, el cuadro blaugrana le da una sutil bofetada a los 'Anti Yerry' y deja la puerta entre abierta al colombiano con una cláusula de recompra en su contrato.

Nunca sabremos qué habría pasado si tanto Yerry, como su tío y agente, Jair Mina, hubieran evaluado la situación en diciembre con una óptica distinta. Quizá, hubiesen decidido esperar a julio para fichar por el Barcelona. A lo mejor, hacer una pre-temporada y llegar en plenitud de condiciones físicas le hubiera facilitado más las cosas. Pero era el Barcelona, el equipo con el que sueñan todos, no querían esperar. Ahora, lo demás son meras especulaciones.

Ocho meses después de pisar descalzo el césped del Camp Nou, Yerry Mina buscará redención en el césped Goodinson Park. No llega a un equipo de élite, no peleará la Premier League (salvo un milagro) y no jugará competiciones europeas; pero tendrá muchas más oportunidades que las que le aguardaban esta temporada en España. No es menester tildar lo de Yerry Mina de "fracaso", pero sí de decepción. Sin embargo, lo que le da un matiz triste a esta situación, no es que Mina no se haya consolidado en el Barcelona, sino que este estreno incómodo y embarazoso en Europa pudo evitarse.