No hace falta ser aficionado del Valencia Club de Fútbol para conocer cómo juegan los equipos de Marcelino García Toral, qué es lo que pretende proponer o cuál es su idea de juego. Tampoco hace falta haber visto todos y cada uno de los encuentros en los que Marcelino dirigía al Villarreal para saber cuál es su sistema táctico por excelencia y tampoco es necesario ser demasiado avispado para darse cuenta de que el esquema 4-4-2 es innegociable para el preparador asturiano.

Amistosos de pretemporada, partidos de liga española, choques coperos... y dentro de poco duelos en competición europea, no importa el rival ni el contexto ni el escenario ni lo que haya en juego, para Marcelino el 4-4-2 es sagrado y no se negocia. Le ha permitido progresar en su carrera hasta situarlo en la élite de los entrenadores nacionales y confía en él ciegamente. 

Defensa

Uno de los propósitos para la temporada 2018/19 es el de encajar menos goles, y con motivo. Si bien los equipos dirigidos por Marcelino tradicionalmente se han caracterizado por encajar pocos tantos, esta premisa no se cumplió la pasada campaña ya que las redes de Neto, a pesar de estar soberbio, fueron perforadas en 38 ocasiones, es decir, una media de un tanto por partido. 

Esta estadística fue un mal menor gracias a los 65 tantos anotados, unas cifras descomunales. Los defensas estuvieron a un buen nivel, sobre todo los centrales, pero los centros laterales supusieron una sangría, uno de los motivos por los que se justifica la incorporación de Cristiano Piccini y su metro ochenta y nueve de altura. 

Ezequiel Garay controla un balón en pretemporada. Fuente: valenciacf.com
Ezequiel Garay controla un balón en pretemporada. Fuente: valenciacf.com

La zaga es clave en la idea de juego de Marcelino tanto en el apartado ofensivo, sacando la pelota jugada desde atrás, como en el defensivo, cuando ha tocado replegarse y aguantar las acometidas rivales. Los centrales han rendido a un alto nivel y se ha confiado en el joven Mouctar Diakhaby para reforzar la zaga. El eje de esta queda formado por Gabriel, Garay, Murillo y el mencionado Diakhaby y se espera que puedan frenar a las mejores delanteras del continente.

Los laterales también han cogido protagonismo en el fútbol de Marcelino, en ambos costados el Valencia ha contado con auténticos puñales que han generado verdadero peligro con sus subidas. Los titulares han sido Gayà por la izquierda, con minutos para Lato, y un discutido Montoya por la derecha, alternando con Nacho Vidal y Ruben Vezo. Además de tener un perfil más ofensivo, curioso es que tanto el de Pedreguer como el catalán no son demasiado altos y hayan sufrido en el juego aéreo, asignatura pendiente para los murciélagos.

Centro del campo

No resulta descabellado afirmar que gran parte del éxito de la sobresaliente temporada del Valencia reside en su centro del campo, y si hubiera que profundizar aun más, sería injusto no destacar su doble pivote: la dupla Parejo-Kondogbia en la sala de máquinas. Los mediocampistas han defendido, han atacado, han ayudado al equipo con goles y asistencias y han corrido como los que más.

La media cancha che ha estado a un nivel altísimo. Los cuatro centrocampistas Guedes-Soler-Parejo-Kondogbia han copado los puestos de privilegio en estadísticas de pases, recuperaciones... y se han convertido en la envidia de casi cualquier entrenador, no se puede decir lo mismo del quinto en discordia, Andreas Pereira. El brasileño nunca aprovechó las oportunidades que le brindaron las lesiones de otros jugadores de banda y su suplencia estuvo justificada.

Dani Parejo y Geoffrey Kondogbia pugnan por el cuero durante una sesión de entrenamiento. Fuente: valenciacf.com
Dani Parejo y Geoffrey Kondogbia pugnan por el cuero durante una sesión de entrenamiento. Fuente: valenciacf.com

La conexión Dani Parejo-Geoffrey Kondogbia ha sido clave para sostener y dar equilibrio al bloque. Se han complementado a la perfección un generador de juego, un fino organizador y una auténtica brújula como el madrileño junto a una bestia física y un portento con presencia en ambas áreas como el francés. La excesiva dependencia de este doble medio centro era acusada por el equipo cuando alguno de los dos era baja, ahora Wass, Racic o Coquelin deberán suplirlos con calidad cuando no estén.

Si bien el dibujo sobre el papel es un 4-4-2, los perfiles de los jugadores de banda eran bastante diferentes, Carlos Soler y Gonzalo Guedes ofrecían cosas distintas en este asimétrico dibujo sobre el verde. Solo se volvía perfectamente simétrico cuando era Pereira el que jugaba por el canterano y el equipo gozaba de dos extremos puros.

Guedes en la izquierda era pura electricidad, velocidad endiablada y llegaba a parecer a veces un jugador de videojuego mientras que Soler en la derecha, un centrocampista echado a la banda que ha tenido que adaptarse a un puesto nuevo para él, gracias a su trabajo y gran visión de juego ha podido ofrecer un alto rendimiento en una zona desconocida.

Delantera

Las 65 dianas anotadas en liga avalan a los delanteros del Valencia. Simone Zaza, Santi Mina y Rodrigo Moreno realizaron una campaña espectacular llevando al hispano-brasileño a defender a la Roja en el Mundial de Rusia. Dentro de los dos puntas del dibujo de Marcelino, existen dos perfiles claramente diferenciados: el de referencia, rematadores como Zaza o Mina, y el de enganche, alguien que intervenga más en el juego como Rodrigo.

Tras algunas campañas en la sombra, Rodrigo Moreno ha visto la luz y ha deslumbrado con el Valencia tras activar el modo superestrella. El internacional ha sido fundamental tanto por sus goles como por sus asistencias como por su tremenda influencia en el juego. La tónica dominante era verle llevar el peso del juego ofensivo del equipo junto a Guedes y no era raro verle bajar a recibir para iniciar la jugada de ataque.

Rodrigo Moreno celebra un tanto en Mestalla. Fuente: valenciacf.com
Rodrigo Moreno celebra un tanto en Mestalla. Fuente: valenciacf.com

Las cifras de goles del italiano y del gallego son fantásticas, han estado en el lugar oportuno y en el momento adecuado, dos grandes rematadores, pero su influencia en el juego ha sido mínima. Eso sí, no se les puede poner un pero en cuanto a su entrega y sacrificio. La gente eso lo reconoce.

Pero las superioridades que genera Rodrigo cuando bajaba a recibir, sus asociaciones por banda o con los medios centros, sus roturas de líneas o sus últimos pases han dado muchas alegrías a una parroquia che que espera que así siga siendo durante mucho tiempo.

VAVEL Logo
Sobre el autor