El equipo de Javi Calleja fue superior a lo largo de los noventa minutos, pero le penalizaron dos graves errores defensivos que a la postre significaron los dos goles donostiarras.

Antecedentes

El Submarino afrontaba este partido con muchas novedades respecto a la pasada temporada. El club groguet y su técnico han hecho una clara apuesta por la cantera, y así la plantilla está compuesta por jugadores formados en las categorías inferiores del Villarreal, acompañados por jugadores con más experiencia  y recorrido en diferentes equipos, tanto de España como de otras ligas europeas y americanas.

Con todo esto el primer once de Calleja incorporó a varios jugadores formados en la casa, e incluso algunos como Manu Morlanes debutaba en Primera División con el primer equipo.

El sistema táctico empleado por el técnico amarillo fue su ya clásico 4-4-2, pero con rombo en el centro del campo.

Las principales novedades en el equipo respecto a la temporada pasada fueron Funes Mori en el eje de la defensa junto a Álvaro. También fue de la partida otro canterano como Pedraza que ocupa la baja de última hora de Jaume Costa.

En el centro es donde más novedades hubo, ante las ausencias de Bruno y Trigueros, entraron Santi Cazorla que volvía a disputar un partido oficial después de más de dos años de baja por lesión y Morlanes, acompañados por Cáseres.

La delantera, totalmente nueva, la formaron Gerard Moreno y Toko Ekambi.

Análisis

El Villarreal comenzó el encuentro de manera brillante, se jugaba rápido y los jugadores se asociaban muy bien entre sí. No parecía el primer partido de liga, puesto que el ritmo que le imponía a su juego el equipo local era muy alto.

Así no tardó en llegar el gol del Submarino, y este fue obra de Gerard Moreno. El ‘7’ amarillo recibió en banda derecha encaró el área y a la defensa, se perfiló el balón para su pierna izquierda y disparó al palo corto de Rulli, que no vio salir la pelota por la acumulación de jugadores. Ese gol reafirmó la confianza del equipo groguet, que a partir de ese momento jugó sus mejores minutos.

A punto estuvo de ampliar el marcador Mario Gaspar de fuerte disparo que obligó a realizar una buena parada al meta donostiarra.

En plena fiesta amarilla, también quiso formar parte de ella Santi Cazorla, que con su juego hizo que la afición amarilla enloqueciese con la vuelta de unos de sus hijos prodigos.

Con el paso de los minutos el equipo blanquiazul adelantó líneas en busca del empate. Así fue como tras un saque de esquina Zubeldia obligó a lucirse a Asenjo.

A falta de 5’ minutos para el descanso un grave error de Funes Mori tras recibir un balón de un saque de banda, cedió a Asenjo, pero se equivocó y le dejó la pelota a Willian José que se fue en busca de la portería, para batir a Asenjo de fuerte disparo ajustado al palo, que hizo inútil su estirada.

En la segunda mitad el partido se igualó y las ocasiones brillaron por su ausencia. La Real Sociedad estaba bien posicionada en su campo, con lo cual dificultaba el juego de los amarillos.

Javi Calleja movió el banquillo en busca de cambiar el partido, así entró Raba en lugar de Morlanes. Con esto no cambió el dibujo pero si los actores pasando a jugar Fornals en la punta del rombo en el medio del campo, quedando Cáseres en la retaguardia.

El partido transcurría por esos derroteros, hasta que nuevamente otro grave error defensivo esta vez por parte de Álvaro condenó al Villarreal. El central despejo un balón pero Oyarzabal lo robó, y el esférico acabó en los pies de Juanmi que desde la frontal del área soltó un fuerte disparo que batió a Sergio Asenjo.

Apenas quedaban 20’ minutos para el final y los donostiarras le habían dado la vuelta al marcador. ¡Ver para creer!

El Submarino no se rindió y lo siguió intentando hasta el final, entró Trigueros por Cazorla, a quien se le notaba fatigado por la falta de partidos, y los groguets intensificaron su presión. Así el mismo Trigueros y Toko Ekambi dispusieron de buenas ocasiones para lograr el empate.

No pudo ser, y el Villarreal acabó perdiendo un partido en el que fue mejor, y por ello mereció mejor suerte que su rival. Sus propios errores le condenaron en su estreno liguero.