Por mucha calidad que tenga una plantilla, bien es sabido que la Tercera División no es un paseo para nadie. Que el Mérida iba a pinchar en una temporada donde pocos resbalones debe tener, estaba claro. Que lo iba a hacer en el segundo partido en casa y dejando las sensaciones que ha dejado, no tanto. Porque, dentro de lo malo que supone perder 2 puntos en tu estadio, lo que más debe preocuparle al Mérida es su incapacidad de generar juego. A pesar de que los emeritenses gozaron de numerosas ocasiones con las que imponerse a su rival, la sensación de impotencia y falta de intensidad en lo que a fluidez de juego se refiere dejó un mal sabor de boca en la afición pecholata al finalizar el encuentro.

El partido empezó con un Diocesano muy impreciso y con un Mérida dispuesto a aprovechar dichas imprecisiones. Nerviosos, los cacereños no conseguían controlar bien los balones y les costaba bastante ordenarse en el verde. Los romanos no tenían prisa, pero tampoco iban a desaprovechar el desconcierto inicial del visitante, y así lo demostraron con algunos tímidos acercamientos. Sin embargo, esta cierta desorganización duró poco. Los rojos no tardaron en asentarse en el césped del Romano y, poco a poco, comenzaron a dificultar la salida de balón del Mérida a través de una presión bastante intensa. A los locales se les hacía muy difícil generar peligro por el medio, así que lo intentaban por el exterior. Joaqui Flores corría la banda derecha y centraba una y otra vez, pero o bien sus centros no encontraban rematador, o bien los remates se iban alto.

Pero no piensen que el Diocesano sólo se dedicaba a mirar. La presión que estaban ejerciendo sobre los emeritenses dio sus frutos en el minuto 12, cuando Curro perdió el balón en la línea de tres cuartos. La jugada, por fortuna, acabó en manos de Javi Sánchez tras un chut flojo de los cacereños. No sería el único susto que se llevaría el Mérida, pues en la mitad del primer tiempo Chori enmudeció al Romano con un tiro a puerta que no entró por muy poco.

Entre medias, los emeritenses seguían intentándolo con poca fortuna. Un tiro de Cristo desde la frontal obligó a Miguel, meta visitante, a estirarse para desviar el balón a córner. En el minuto 30 tuvo lugar una de las más claras para el Mérida, de nuevo a raíz de un centro desde la banda derecha. Sanabria remató al portero y Cadena aprovechó el rechace para volver a golpear con la cabeza, pero el esférico no entró en la portería.

Querer y no poder

El comienzo de la segunda mitad parecía augurar un partido diferente. Un remate de Cristo (sí, de nuevo a través de un centro desde la banda derecha) levantó al público de sus asientos y casi les hizo cantar gol. Pero con el paso de los minutos se descubrió que todo seguía igual. Javi Sánchez, al igual que hizo contra el Extremadura B, volvió a demostrar que el Mérida tiene portero para rato. Una doble parada salvó a los romanos de recibir su primer gol en contra esta temporada.

En el minuto 76 llegó una gran oportunidad para los pecholatas. El visitante Manolo fue expulsado por doble amarilla, y en la grada sabían que la inferioridad en número del Diocesano podía acabar dándole al Mérida el empujón que necesitaba… pero ni aun así. Los romanos, no obstante, lo intentaban. Se fueron al ataque hasta el punto de que, en ciertas ocasiones, el único jugador pisando campo propio era el portero Javi Sánchez.

Con el transcurrir del tiempo, la impotencia se trasladó desde la afición hasta el banquillo, dando como resultado la expulsión del técnico emeritense Santi Amaro en el 86. Ahora sí, a los romanos les entró la prisa, y, debido a esto, los 5 minutos que añadió Asensio Pérez estuvieron llenos de imprecisiones que terminaron por hastiar a la grada. No hubo pitos, apenas reproches, tan solo hartazgo generalizado en una afición que, en cierto sentido, volvía a recordar tiempos pasados y sufridos.

Puntuaciones VAVEL.COM

Joaqui Flores (Mérida) 3 puntos
Chori (Diocesano) 2 puntos
Alex Jiménez (Mérida) 1 punto