La consistencia es un elemento clave en el centro del campo de cualquier equipo de fútbol de todo el planeta, algo indispensable para que el conjunto funcione. En el vestuario nazarí parece que ya han encontrado a los hombres capaces de dar esa consistencia. Fede San Emeterio y Ángel Montoro han cogido las riendas del centro del campo del Granada y, con ellos en el eje, el equipo ha mostrado una alta fiabilidad.

Dos roles bien distintos

El técnico nazarí ha dado con la tecla en la sala de máquinas de su centro del campo. Fede San Emeterio y Ángel Montoro se completan a la perfección. El cántabro acaba de llegar a Granada, pero el rendimiento ofrecido no se asemeja nada a un recién aterrizado. San Emeterio está aportando un liderazgo y una veteranía poco habitual en un joven de 21 años.

Su rol consiste en ser el pivote más posicional de los dos. Como vimos ante el Extremadura y sobre todo ante el Rayo Majadahonda, San Emeterio es el encargado de dar apoyo a sus compañeros en la salida de balón. Siempre rondando por el círculo del centro del campo para estar cerca tanto de los centrales como de la línea de tres cuartos de campo. En tareas defensivas, es el encargado de dar equilibrio al equipo cuando los nazaríes salen en transición ofensiva.

A su lado, y como buen escudero de Fede, juega Montoro. Un Montoro muy diferente al que vimos la pasada temporada. Un Montoro liberado. La posición de San Emeterio en el campo hace que Montoro pueda mostrar sus cualidades en este Granada CF. Se ofrece con continuidad y tiene libertad para pisar área contraria y acabar las jugadas desde la segunda línea. Un nuevo Montoro que suma mucho más de lo que estábamos acostumbrados el curso pasado.

Una pareja en peligro para el próximo choque

La sala de máquinas que tan bien está funcionando en este arranque liguero corre peligro para el siguiente encuentro del Granada CF. Ángel Montoro se marchó tocado el pasado partido ante el Rayo Majadahonda y está a la espera de unas pruebas médicas para comprobar su estado.