El fútbol necesita sentimiento. El fútbol necesita emociones.El fútbol necesita a gente loca por su equipo en las gradas. Y más allá de lo que necesita el fútbol -y aunque parezca que desde las altas esferas no lo quieran ver así- es mucho más lo que te da el mismo. Díganme, si pueden, algo que vuelva más loca a la gente. Algo que haga llorar tanto a la gente y que, a su vez, dé tantas alegrías. Por eso el fútbol está hecho por y para el aficionado.

Un aficionado que,en Zaragoza, parecía estar cansado del continuo maltrato que sufría. Un aficionado que había dejado de ir a La Romareda porque para darse “un disgusto cada semana”... Y si hablamos de la importancia del aficionado es por su influencia en los jugadores y en la institución. Llenar los campos suele ser sinónimo de alegrías.

La del Real Zaragoza ha sido siempre catalogada como una de las mejores aficiones del panorama nacional. Pero quizás a alguien que ha observado La Romareda este lustro atrás le ha costado mucho ver que eso era así. Si echamos la vista atrás, son muchas las desgracias que ha tenido que sufrir el zaragocismo. Muchas plantillas que no daban el nivel. Muchos incompetentes en el palco. Muchos enchufados en el banquillo.

Y aún sí, el zaragocismo ha intentado responder siempre de la mejor manera posible. Quién no recuerda aquel 17 de Julio de 2014 en el que 20.000 auténticos locos salieron a reclamar lo que era suyo por las calles de Zaragoza. La gente en las calles anexas a la manifestación se quedaba boquiabierta pensando: “Esta afición se merece lo mejor del mundo”. Y seguramente ese hubiera sido el momento idóneo para que la afición se reenganchase.

El año del playoff en Las Palmas la hinchada del león hizo un amago de resucitar, pero la caída fue mucho más dolorosa de lo pensado y tuvimos que volver a La Romareda los 14.000 de siempre.

Todo esto se lo digo para que vean que no han faltado motivos y ocasiones para que la afición volviera a creer en este equipo. Pero el destino ha decidido que no fuera posible hasta el peor momento de la historia del club. Justo cuando estaba tocando el descenso. Justo en la segunda categoría del fútbol español. Justo después de un mal arranque de liga, el león resucitó. Y no resucitó de cualquier manera. Lo hizo maullando mucho más fuerte que nunca.

Podemos recordar grandes citas europeas con menos afluencia de público que en el pasado Real Zaragoza-Rayo Majadahonda. Podemos recordar miles de partidos frente a los grandes con menos gente en La Romareda que un Zaragoza-Sporting. Podemos recordar peores ambientes en partidos de Recopa que en un Zaragoza-Oviedo.

Y esto parece un fenómeno paranormal. Sin explicación. Pero ha sido mucha a gente que ha trabajado para que esto haya sido posible. Los recibimientos, las previas, la animación dentro del campo… El disfrutar viendo a tu equipo no tiene precio y a todo ello han colaborado todos los grupo de aficionados zaragocistas.

Solo queda aprovechar este momento de ilusión de los más pequeños. Esta gran comunión entre fondo norte y resto del estadio. Aprovechar la influencia de Gol de Pie. Hemos demostrado que ya no hay caída que pueda con nosotros. Siempre habrá un león que nos defenderá.