El 20 de mayo de 2018 será recordado en el Real Zaragoza como el día de la pubalgia. Ese día había partido contra el Albacete, partido clave para clasificarse para el playoff y el equipo goleo por 4-1 y dejo encarrilada su clasificación para la fase de ascenso. El problema llegaba a partir de entonces, dos de sus jugadores clave Raúl Guti y Iñigo Eguaras se lesionaron en el pubis. Raúl apenas jugó desde entonces, por el contrario, Iñigo forzó hasta acabar la temporada. El premio del ascenso era demasiado goloso y él demasiado importante dentro del equipo.  Eguaras se rompió.

Desde entonces el jugador navarro ha vivido un proceso de reeducación de su lesión, no ha vuelto a vestirse la camiseta zaragocista y estuvo cerca de salir a un equipo de primera división en el mercado estival. Lleva trabajando mañana y tarde con Andrés Ubieto desde el inicio de la pretemporada para volver lo antes posible.  

El Real Zaragoza solo tiene a Iñigo con esas características y no lo quiere forzar bajo ningún concepto, le está esperando a que él decida cuando esté preparado para volver. Parecía que iba a reaparecer contra el Deportivo de la Coruña en Copa del Rey, pero esa semana sintió de nuevo molestias que le hicieron bajar el ritmo.  Sigue con su plan específico entrenando con el grupo en determinados ejercicios, pero la mayor parte entrena con Andrés Ubieto de manera específica.

En el club estaban tranquilos porque los resultados estaban llegando a pesar de no poder contar con Guti y con Eguaras, Javi Ros estaba cumpliendo de manera sobrada dentro del pivote, realizando sus mejores partidos con la camiseta blanquilla. Pero tras la derrota en Almería y sobre todo tras la lesión de James Igbekeme han saltado las alarmas.

Por supuesto nadie va a presionar al jugador para que vuelva, pero si urge que el centrocampista empiece a jugar de nuevo y vuelva a ser el faro del juego zaragocista.