El partido trajo como sorpresa para el sportinguista que su equipo salió a jugar el partido fuera de casa. Se paró en un bloque de 20/25mts, muchas veces en campo rival, tratando de cortar circuitos de juego y generar situaciones favorables desde los pies de Djurdjevic. El serbio fue el más buscado en el ataque del Sporting para que de sus pies llegue el balón filtrado y la situación de gol.
Así fue en la primera situación del partido para los rojiblancos. Desde un lateral, con una buena maniobra, Djuka la pudo meter adentro y fue de las más peligrosas.
El Sporting luego tuvo tres situaciones más muy claras. La primera llegó desde un lanzamiento bien controlado por Lod que atrajo varias marcas en la izquierda, con la situación superada descargó para Canella y desde la cabeza de Álvaro Jiménez pudo haber llegado el gol; la tercera fue una búsqueda directa de Molinero por la banda, que pudo meter adentro Álvaro y casi entra en propia puerta con la intención de rechazar. 

Las sorpresas más interesantes llegaron desde la creatividad en el posicionamiento de André Sousa, repitiendo la actuación del fin de semana pasado, y Cristian Salvador. Cuando se lanzaron verticalmente y pisaron el área generaron desórdenes en la defensa de Osasuna y, aunque sus finalizaciones solo dieron una situación clara (la última del primer tiempo, cuando Cristian dio una media vuelta y con su remate la pelota se fue por arriba del larguero) esta situación en más que positiva, teniendo en cuenta qué en los partidos viene quedando claro que por bandas le cuesta bastante generar al Sporting y ellos pueden tener la solución por dentro.
La no generación por bandas puede ser producto de la no asociación corta y la imprecisión para ejecutar está idea, el primer tiempo dejó una efectividad de pases del 70% en 170 intentos. Solo se producen desbordes cuando los lanzamientos largos son efectivos ya sea en la primera con Djuka o en la segunda con Álvaro, Cristian, André y Robin o, también, en las búsquedas directas por abajo como hizo Molinero con Álvaro en la primera parte.

En defensa el equipo pasó calores importantes y se tuvo que replegar al final del PT. Siguió sufriendo los lanzamientos largos a los laterales, ya sea porque pierden la espalda o la segunda no es recibida. Hay una gran incapacidad en la lectura e interpretación de estas jugadas defensivas.
En ataque se salva el Sporting por el gran trabajo de André Sousa, que ejerce la primera línea de presión y recibiendo las segundas por su buena lectura y posicionamiento, pero en defensa ese trabajo no lo ejecuta nadie y se han generado muchos desbordes y centros, el único factor que pudo hacer que el Osasuna marque en la primera parte.

El segundo tiempo comenzó con dos errores de Alex Pérez que pudieron darle el gol a los rojillos, pero no pasó a mayores. 
Como modificación táctica Baraja habría charlado con Álvaro para que busque más intervenciones por dentro, y eso ha generado un par de aproximaciones peligrosas. 

El Sporting simulaba una salida por abajo, pero todo terminó siempre en búsquedas largas y frontales que, siendo objetivos, es lo más peligroso y mejor le sale a los dirigidos por Pipo. 

En el 62’ hizo un cambio de nombre y con él de esquema, entró Carmona por el portugués Sousa de gran partido, conceptualmente hablando, y el equipo pasó al 4231 con Lod por dentro, Carmona a la izquierda y Álvaro a la derecha. 

El Sporting estuvo muy impreciso en la salida a balón controlado y al Osasuna le costó poco hacerse de la pelota y generar conducciones desde 3/4 del campo sportinguista hacia adelante. Así fue que llegaron las amarillas para Nacho Méndez y Salvador. Incluso, Molinero protagonizó una jugada polémica en la que los rojillos reclamaron penal y eso valió la expulsión de Arrasete de tanto protestarla. 


De una de todas esas faltas hechas por el Sporting, luego de perdidas en campo propio, Rubén García cumplió con la ley del ex y la clavó al lado del palo izquierdo de Mariño.
Instantáneamente Baraja llamó a Blackman que hizo su debut con la camiseta sportinguista. El equipo pasó a jugar 442 ya sin Lod en cancha. 

El Osasuna incrementó su intensidad luego del gol y pasó por arriba al Sporting, siguió desbordando a piacere.
Los rojiblancos, como herramienta ofensiva, solo buscaron la solución a través de su única arma: el juego largo y directo. Ni así consiguieron ser más efectivos, el Osasuna aprovecho y, con transiciones defensa-ataque rápidas siguieron generándole dolores de cabeza al Sporting. 

Rubén Baraja terminó pidiéndole al equipo, después de otro pelotazo de Babin sin destinatario, que toque el balón. Como si no hubiese advertido la imprecisión que manejan sus dirigidos con la pelota en su poder, e incluso que por tratar de tocarla el Osasuna generó muchas jugadas peligrosas que terminaron en situación de gol, en falta y amonestación, y también en el gol, claro.

Seguiremos escuchando en la semana que queda mucho y hay muchísimo por trabajar y es la realidad. Pero también es real que el Sporting no encuentra el rumbo ni su identidad, su forma de jugar.
Si el equipo fuera una persona, podríamos hablar de alguien sin esencia, sin compromiso con la idea propia, y ahí nace el interrogante ¿tiene el Sporting una idea propia? ¿Reconoce a sí mismo cuáles son sus armas y los medios por los cuales lastimar? 

El desafío más grande para Baraja: armar un equipo con la buena plantilla que tiene, y de esa manera generar una personalidad como un equipo necesita. Sin esto, veremos un Sporting distinto cada fin de semana, sin ideas claras para lastimar y frágil, tanto mental como futbolísticamente.