Siempre ha gustado recibir al Rayo Vallecano en Anoeta. Dos aficiones hermanadas y que nunca han tenido ningún problema entre sí. Por ello, la alegría de su regreso a Primera División seguro que aplacó el pequeño sentimiento de culpabilidad que más de uno sintió aquel 8 de mayo de 2016, cuando la Real venció al cuadro rayista, y por ende, descendió a Segunda División el por entonces equipo dirigido por Paco Jémez.

Lo que caracteriza al Rayo es su compromiso, su garra y su norma de “no rendirse jamas”. Por ello, el conjunto de Vallecas no llega a San Sebastián para pasárselo bien, aunque echando la vista atrás, se puede observar como Anoeta no es un estadio que precisamente se le dé bien al rayo rojo.

Precedentes en San Sebastián

Desde que comenzó el Siglo XXI, y exceptuando el año 2009, todos los partidos que han disputado los dos equipos han sido en la máxima categoría del fútbol nacional. Respecto al balance de victorias/empates/derrotas en Anoeta, los txuri urdines pueden sentirse algo más aliviados, ya que pocas veces ha podido asaltar la muralla donostiarra el Rayo Vallecano: serían un total de ocho victorias para los realistas por dos empates y tres derrotas, lo cual demuestra que Anoeta no es un campo fetiche para los rayistas.

La última victoria de la Real coincidió, además, con el último descenso del Rayo a Segunda División, algo que dolió a muchos aficionados txuri urdines muchísimo, por lo bien que ha caído siempre el conjunto vallecano en San Sebastián. Esta vez llegan con un balance muy negativo, pudiendo ser uno de los peores arranques en liga de la historia del club: una victoria por tres derrotas con un balance de tres goles a favor por diez en contra (y aún les queda el partido pendiente ante el Athletic, ya que la inseguridad del estadio vallecano no permitió disputarse el encuentro programado).