Una de la situaciones alarmantes que ya preocupa a la afición, pero desde el lado de los protagonistas no aclaran, es que el Sporting en los últimos 180 minutos de visitante por liga no ha tirado a puerta ni una sola vez. En Riazor y el fin de semana en Pamplona, el Sporting ha sido un equipo vacío de contenido ofensivo, y ha encajado dos goles (aislados) que le valieron dos derrotas y mucho desconcierto.

Ya hemos analizado la ineficacia que maneja el Sporting en la zona de ataque, y también hemos hecho hincapié en el sólido trabajo defensivo. Pero ya pasan los días y las fechas y no se dilucidan cambios en ninguna faceta. 

Es mucho el trabajo que se necesita para hacer un quiebre en el nivel futbolístico del equipo, pero más aún para hacer un cambio mental, que anime al equipo y comprometa a los interpretes con la idea a desarrollar. Y es real que falta mucho pero también ya ha pasado bastante, si el Sporting no despierta quizás se haga tarde.

En cuanto a los nombres elegidos por el míster en sus ‘11’ iniciales siguen siendo 12 o 13 los jugadores tenidos en cuenta, y no se llega a notar una plantilla sólida que le devuelva soluciones a su mandatario. Esto puede tener que ver con la manera y el tiempo en que se incorporó, y los pocos días con los que contó Baraja para armar una idea con variantes desde el sistema hasta los nombres. 

Hoy los roles a cumplir por los jugadores elegidos para comenzar los partidos, dejan en evidencia que no es lo que mejor que podrían dar, cuando quizás en otros lugares de la cancha si lo hagan. Es el caso de los mediocentros jugando de internos o viceversa (Nacho Méndez, Salvador, Cofie), Lod y Carmona jugando por bandas y no por dentro, Djurdjevic como único ‘9’ más allá de no haber mostrado mucho... el Sporting es un barco sin brújula que no tiene faro a la vista. 

La ineficacia en las redes, y en la creación de jugadas para llegar al gol o, al menos, al remate o situación de gol, pueden tener más que ver con el conjunto de todas estas facetas extra futbolísticas que a una incapacidad de los futbolistas que entran a la cancha. Desde el cuerpo técnico tienen las herramientas para armar un equipo sólido tanto defensivo como ofensivamente hablando, hay variantes y queda mucho por probar. Aunque no es el mejor momento para hacer pruebas, no quedará otra opción en la búsqueda de sacar lo mejor con la plantilla a disposición. 

180 minutos sin tirar a puerta debe ser una situación crítica y si no se ven modificaciones o intentos de mejora por ese lado, el ascenso no será más que un anhelo lejano y sin argumento. Es hora de cambiar, futbolística o anímicamente. 

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