Lo acontecido contra el Girona en el Camp Nou resultó ser el conjunto de prolegómenos de una caída inesperada. Cuando parecía que los de Ernesto Valverde iban a reaccionar después de haber tropezado a domicilio en el derbi catalán firmando un empate y consiguiendo un reparto de puntos a la desesperada, salía el Club Deportivo Leganés al Municipal de Butarque dispuesto a pegar la sorpresa. En una jornada en la que los compromisos ligueros se disputaban entre semana antes de que acontecieran los partidos previos al próximo parón por compromisos internacionales, el conjunto pepinero, con Mauricio Pellegrino, conseguía su primera victoria a domicilio remontándole el partido a un Fútbol Club Barcelona que escaso en orgullo, no consiguió reaccionar a la estampida que protagonizó la perseverancia personificada en el terreno de juego.

Viniendo de empatar en la última jornada, los de Ernesto Valverde viajaban hasta el Municipal de Butarque con la mente puesta en conseguir una victoria sólida que les permitiera seguir avanzando en una tabla clasificatoria en la que uno de los últimos apretaba para sumar ante el vigente campeón con el reto de puntuar en casa por primera vez en la presente edición. Para ello, el técnico cacereño apostaba por un once inicial con rotaciones en el que Thomas Vermaelen sustituía a Jordi Alba en el lateral izquierdo y Munir sustituía a Luis Suárez en la zona de ataque para dosificar efectivos de cara a los dos próximos compromisos fijados en el calendario: el partido que disputarán ante el Athletic Club de Bilbao y el partido que les enfrentará al Tottenham Hotspur Football Club de Mauricio Pochettino en la jornada 2 de la fase de grupos de la UEFA Champions League. 

De la ilusión a la perdición

Con el gol de Philippe Coutinho llegaba la ilusión a un equipo que quería conseguir los tres puntos después de tropezar por sorpresa ante el Girona de Eusebio Sacristán en el derbi catalán acusando la expulsión de Clément Lenglet, que se marchaba del terreno de juego después de darle un manotazo a Pere Pons en una disputa de balón.

Con el remate con el exterior efectuado por el centrocampista brasileño después de un buen balón metido por Leo Messi, la ilusión llegaba a un equipo que finalmente demostró dos caras muy diferentes a lo largo del partido. En la primera mitad, los azulgranas comenzaron con cierto dinamismo y teniendo el control del balón y en la segunda mitad, el orgullo fue escaso y con la estampida protagonizada por el conjunto pepinero, Marc-André ter Stegen era batido, de forma inesperada y en un tiempo récord, por dos jugadores distintos: Nabil El Zhar hacía el empate en el marcador y Óscar Rodríguez adelantaba a los madrileños firmando la sentencia definitiva.

Con la exigencia que supone ser el vigente campeón de la competición, los de Ernesto Valverde deberán demostrar más si de verdad quieren mejorar el palmarés conseguido durante la pasada temporada. Por ahora, con cuatro victorias, un empate y una derrota, se sitúan en el segundo puesto de la tabla clasificatoria, con un punto menos que el Real Madrid, a falta de conocer el resultado que los blancos consigan en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante el Sevilla de Pablo Machín.

Reacción tardía

Con un once en el que Munir y Thomas Vermaelen asumían el rol de principales novedades, Ernesto Valverde comenzaba un partido en el que la idea era dosificar aquellos efectivos que, finalmente, a la desesperada, salieron para evitar una hecatombe aún mayor. Las idas y venidas, el orgullo y la presión ejercida por el conjunto visitante, fueron los verdugos de un equipo en el que poco a poco, el ritmo fue disminuyendo. Pasados los primeros minutos de la segunda mitad, el técnico cacereño recurría a la entrada de Luis Suárez para aportar ofensiva y garra en el ataque, a la de Jordi Alba dando salida al defensa belga y a un Munir que tuvo algún que otro detalle de calidad, pero que no tuvo suerte de cara a portería.

Los cambios no fueron revulsivos y la hecatombe cobraba vida cada vez que el tiempo corría en el cronómetro y se veía que el Club Deportivo Leganés iba a conseguir lo que tanto ansiaba: puntuar por primera vez en casa en esta edición liguera.

Sin rumbo mirando a la Champions

Con este resultado, el pesimismo empieza a cobrar vida en las inmediaciones azulgranas. Ante el reto de superar la fase de grupos con rivales tan exigentes acechando, a este equipo, ahora hundido y sin rumbo, hay que tomarle medida y preguntarle a por qué objetivo va. Por ahora, sin combustible alguno, se tendrá que conformar con coger rodaje ante rivales como el Athletic Club de Bilbao y el Tottenham Hotspur Football Club de Mauricio Pochettino, que de fijo, serán difíciles escollos de superar y más estando con la moral baja tras estos dos tropiezos. Este engranaje no termina de encajar.

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