Las temibles tierras rusas volvieron a llevar al naufragio el barco vikingo de un Real Madrid que fue incapaz de superar al CSKA de Moscú, a pesar de la posesión continuada del 72 %. Con la pelota circulando de lado a lado pero sin apenas profundidad, ni siquiera las tres ocasiones más claras pudieron terminar con el esférico en la red de Akinfeev.

El palo lo evitó, el madridismo se desesperó y el recuerdo de Cristiano Ronaldo apareció en las mentes de los aficionados, periodistas e incluso jugadores. Igual que la nostalgia de aquel encuentro del combinado nacional de Hierro contra Rusia, que expulsó a España de un mundial para olvidar. Las similitudes eran varias, la derrota final también. Ni la entrada de Modric y Mariano pudo retomar el camino del gol, que se está empezando a echar en falta de manera seria.

Un dominio sin resultados ofensivos

Cuando el planteamiento del técnico ruso era más que evidente en la previa del segundo partido de esta fase de grupos de Champions, el Real Madrid puso en bandeja la ventaja a su rival con un error estrepitoso de Kroos. Su pase botando hacia atrás fue un caramelo para Vlasic en el primer minuto de juego. Nada pudieron hacer Varane ni Keylor para detener el zarpazo moscovita. 

El escenario perfecto se tornó muy temprano para un CSKA que se recogió atrás para defender su gol y tratar de salir al contragolpe. Ante la situación (esperada), Lopetegui animó a su equipo a seguir tocando con mayor rapidez. Los pases estaban siendo lentos, lo que facilitaba las coberturas y la presión rusa. 

Lopetegui animando a los suyos para buscar más velocidad en el juego I Foto: Real Madrid
Lopetegui animando a los suyos para buscar más velocidad en el juego I Foto: Real Madrid

Sin embargo, poco a poco los blancos ganaron en velocidad, con los movimientos de Asensio y Lucas Vázquez en ambas bandas. Cuando la pelota pasaba por Ceballos también se notaba otro ritmo de toque. Pero el problema estaba en superar la línea defensiva rival, muy bien armada junto a las ayudas de los centrocampistas. 

La tarea era complicada, pero al conjunto madridista le faltó mucho más asedio a la portería. El dominio absoluto se tradujo en el movimiento del balón de un lado a otro, de lateral a lateral. Pocos fueron los centros, los disparos desde la frontal o los intentos de regate de hombres como Asensio, Ceballos o Benzema. 

Tres palos en nueve remates a portería

El frío estadio de Moscú terminó congelando cada ocasión blanca, por muy clara que fuese. Una barrera helada parecía montada delante de un Akinfeev expulsado por protestar al árbitro sin motivo aparente. Ni Casemiro con su disparo desde lejos, ni Benzema y Mariano con sus cabezazos en área pequeña. El palo se cebó con los tres vikingos. 

Odriozola pone un centro al área del CSKA I Foto: Real Madrid
Odriozola pone un centro al área del CSKA I Foto: Real Madrid

Un análisis más en detalle revela la falta de puntería blanca contra el CSKA: de los 26 remates totales, solo nueve cogieron puerta (dos detenidos por el portero ruso y cuatro rechazados por defensores). Los centros sin éxito al área fueron trece, los lanzados por Odriozola y Reguilón, mientras Asensio, Ceballos o Kroos pusieron otros cuantos. Pero todos sin encontrar un buen receptor. 

Así, el Real Madrid se fue impotente del feudo moscovita: sin anotar ni sumar ni un punto, después del empate también frente al Atlético en Liga. Lopetegui sigue sin encontrar la fórmula para batir a este tipo de equipos, que renuncian al balón. Mucho 'tiki-taka' y cero efectividad.