El joven uruguayo llegó a las filas malaguistas procedente del Danubio, en su país natal. Fue en 2015 cuando se realizó el fichaje. Así, el lateral lleva 3 años ya en la plantilla malacitana.

En estos años, no ha destacado por un juego espectacular ni una presencia mediática notable. Por lo que sí ha sobresalido es por trabajo. 

En su primera temporada en La Rosaleda, ni si quiera jugó mucho: alcanzó los ocho partidos. Una temporada después, consiguió más que doblar su presencia en el terreno de juego con 21 encuentros disputados.

La temporada pasada volvió a decaer, pues volvió a los 14 partidos. Así, ha encajado una progresión irregular a lo largo de su carrera malaguista, pero parece que ahora ha llegado la estabilidad que necesitaba.

Muñiz le ha elegido como primer capitán del equipo. Si lo ha hecho, ha tenido que ser por su implicación para con el equipo. Solo el míster sabe cómo se comporta el uruguayo en los entrenamientos y el vestuario.

De este modo, Ricca ha obtenido la confianza que necesitaba para motivarle. Además, ha jugado los 7 partidos que lleva. Si el plan de Muñiz sigue así, Ricca se va a transformar en un hombre clave en la campaña del conjunto costasoleño.

Ha demostrado ser un lateral de garantías en este inicio de temporada. Ha sido parte del estilo de Muñiz de permitir al equipo rival controlar la pelota, y por ahora todo está saliendo bien, excepto por el último encuentro.

Ricca ha cumplido ya 50 partidos en el equipo de Martiricos. Un aniversario con capitanía y más responsabilidad en el equipo. Todos los alicientes están de parte del uruguayo para que estalle su progresión.

Su juventud también tiene mucho que ver con la situación: el defensa tiene 23 años y está en edad de progresar muy bien. Tiene contrato hasta 2020, y queda por ver qué le deparará la temporada al capitán, ¿convencerá a la afición de su liderazgo y se convertirá en un jugador clave para el regreso a Primera División?