Partido vibrante el que disputaron Atlético de Madrid y Real Betis. El Estadio Metropolitano acogía uno de los grandes encuentros de la octava jornada de Liga y enfrentaba a dos equipos en racha. Tanto los madrileños como los sevillanos podían ponerse líderes al menos por unas horas si vencían el duelo y tanto el Cholo Simeone como Quique Setién pusieron toda la carne en el asador para llevarse a su saca los tres puntos.

Ambos entrenadores estructuraron sus equipos a partir de la solidez defensiva y la contundencia en el medio campo. No es para menos pues se enfrentaban dos de los tres equipos menos goleados de la temporada. Aún así el partido tuvo su desarrollo casi al completo unos metros más adelante, en el centro del campo. Tanto que el encuentro se convirtió en una guerra sin cuartel en la medular. En el Atlético Rodri Hernández volvió a dar una master class de colocación y presión y se convirtió en el ancla de su equipo. A su alrededor Koke y Saúl se iban moviendo ayudando en defensa y tratando de dar salida a la pelota combinando con Lemar y con Griezmann. Partido diferente el del Principito, a todo esto. La ausencia de Diego Costa por lesión propició la titularidad de un ariete más clásico como Kalinic lo que convirtió automáticamente al francés en una especie de segunda punta que trataba de aprovechar los cuerpeos y las prolongaciones del croata.

Enfrente, un Real Betis con su habitual 5-2-3 con Guardado y Canales escoltados por los larguísimos laterales Francis y Junior. La lesión en los primeros minutos del mexicano obligó a Setién a dar entrada a William Carvalho, un jugador diferente mucho más físico permitió a los visitantes igualar la batalla en el medio. 

La primera parte se centró en el círculo central. Tanto que ni Oblak ni Pau López tuvieron que intervenir y lo cierto es que los 45 minutos iniciales tuvieron más intensidad que juego. Pero en la segunda parte las cosas cambiarían desde pronto. Simeone dio entrada a Ángel Correa en sustitución de un Lemar que no jugó su mejor partido. La aparición del argentino aportó electricidad y verticalidad al Atlético que por fin consiguió conectar con sus hombres de ataque. Griezmann parecía enchufarse por minutos y de sus botas nacieron dos pases muy buenos que Nikola Kalinic convirtió en sendas ocasiones. Una acabó estrellándose en el palo y otra la detuvo el guardameta rival. Buena carta de presentación del croata que se marchó sustituido por Thomas en un cambio que trajo una profunda variación táctica.

La entrada del ghanés trajo consigo un cambio del dibujo en el que el Atlético pasó a jugar con un 4-5-1 con Koke, Thomas y Rodri en el medio, con Correa y Saúl tirados a banda y con Griezmann en punta. Desde zona más escorada Ángel Correa demostró que tiene hambre y obtuvo pronto su premio con un latigazo desde fuera del área ante el que esta vez no pudo hacer nada Pau. 

Tras el gol el Atlético dispuso de otra gran ocasión de Gódín cuyo cabezazo se encontró con otra gran parada de Pau. Poco más ocurrió de aquí al final y con el pitido final de Undiano estalló de felicidad el Metropolitano. El estadio colchonero celebró la victoria consciente de que el Atlético se ponía momentáneamente líder de la clasificación, de la misma forma que celebró su tanto el propio Correa, habitual primer cambio y revulsivo del Atlético que continúa ganándose a los aficionados colchoneros demostrando que quiere hacer cosas grandes. De momento ha puesto a su equipo líder de la Liga.