Sentarse como entrenador en el banquillo del Real Zaragoza solía ser un premio antaño. Poder ocupar un lugar privilegiado en una plaza de categoría era el mayor sueño de casi la totalidad de entrenadores del panorama nacional. Sin embargo, y con el paso de los años, cada vez son más los entrenadores que no aguantan la presión del banquillo aragonés y tienen que acabar abandonando el proyecto. ¿Una maldición, o simplemente una falta de acierto a la hora de elegir el entrenador?

El último en hacerlo fue Imanol Idiakez, el cual ya estaba prácticamente sentenciado antes de su último partido al frente del conjunto maño. Tras el empate ante el Tenerife, la Dirección General del Real Zaragoza dio a conocer su decisión: Idiakez no podía seguir al frente del equipo.

Tras un inicio decente, aunque tampoco nada brillante, las cosas se habían torcido durante las últimas semanas. Los resultados no llegaban y el juego no era para nada vistoso. Las ideas y las buenas impresiones reflejadas durante el final de la campaña anterior parecían haberse volatilizado. La presión de una afición que ya había vivido experiencias similares en este periplo por LaLIga 123 y la posición reflejada en la clasificación han acabado por sentenciar al noveno entrenador del Real Zaragoza en los seis años en Segunda División.

La nómina de entrenadores desde el descenso (Datos facilitados por @NumerosdeDavid)

Han sido muchos, demasiados, los entrenadores que se han sentado en el banquillo del Real Zaragoza en estos últimos seis años. Con más o menos acierto, ninguno de ellos ha conseguido el objetivo al que siempre ha aspirado el club, el ascenso. Unos se han quedado más cerca que otros, pero todos tienen una característica en común: la maldición del banquillo zaragocista les ha condenado.

El primero en hacerse cargo del equipo tras el descenso fue Paco Herrera. Tras una racha muy negativa y una caída en picado fue destituido. Sus salidas de tono marcaron en gran parte su paso por la capital del Ebro. El primero de nueve caía pronto, sin ni siquiera completar una temporada. Diez victorias, nueve empates y doce derrotas en 31 partidos fueron las causas del primer técnico damnificado.

En un intento por mejorar la situación llegó Víctor Muñoz. Era su segunda etapa como entrenador zaragocista y no tuvo demasiada suerte. A pesar de lograr frenar la caída en picado, los números no le acompañaron. Ocho victorias, nueve empates y diez derrotas en 27 partidos no fueron números suficientes para mantener su puesto.

Tras Víctor llegaría el entrenador que más hizo soñar a la hinchada blanquilla en el último lustro. Se quedó a escasos minutos de tocar la gloria. Concretamente seis, seis dichosos minutos en los que se escapó el sueño de toda una ciudad. En una temporada donde el Real Zaragoza acabaría séptimo y muy lejos del resto de equipos de playoff, el ascenso estuvo más cerca que nunca. Tras unos playoffs de infarto, donde el Real Zaragoza consiguió remontar un 0-3 en el 'milagro de Montilivi'. Un 3-1 en la ida de la final parecía poner muy de cara la eliminatoria para los maños, pero no, el lado más duro de este deporte volvió a azotar al equipo aragonés y puso fin a una nueva intentona por convertirse equipo de la máxima categoría del fútbol español. Ranko Popovic, uno de los entrenadores más queridos en los últimos años continuó en el banquillo hasta la mitad de la temporada siguiente, momento en el que sería destituido tras no cosechar los resultados esperados.

Instante exacto del gol de Araujo | Foto: Jaime Galindo
Instante exacto del gol de Araujo | Foto: Jaime Galindo

Lluís Carreras le sustituiría. Diez victorias en 24 partidos y un final trágico acabaron con la estancia del catalán al frente del Zaragoza. Pongámonos en situación. Última jornada de liga, el Real Zaragoza visitaba a un equipo ya descendido, la UE Llagostera. Ni siquiera era necesario puntuar. Perder sin ser goleado era suficiente para asegurar una plaza en los playoffs de ascenso. Sin embargo, un 6-2 con cuatro goles de Querol dejaron una de las imágenes más impactantes de la historia del Real Zaragoza. Ante tales acontecimiento, Carreras fue despedido en el mismo estadio. 

Momentos posteriores al desastre de Palamós | Foto: LaLiga
Momentos posteriores al desastre de Palamós | Foto: LaLiga

El siguiente en intentarlo fue Luis Milla. Tres victorias en 12 partidos fueron suficientes para tomar una decisión. El gran ex jugador no tenía la misma calidad como entrenador. Tras su despido llegó Raúl Agné. Probablemente Agné fue uno de los más criticados por sus salidas de tono con la prensa. Pero no fue eso lo que lo sentenció. Sólo seis victorias en 19 partidos fueron números ridículos que provocaron la llegada de un tercer entrenador en un mismo año. Esta vez, el elegido fue un hombre de la casa. César Laínez se sentó en el banquillo con la única misión de conseguir la salvación, y lo consiguió. Sin embargo, tres victorias en nueve partidos no fueron suficientes y fue destituido al final de la temporada.

El siguiente en probar suerte sería Natxo González. Tras una etapa gloriosa en el Reus se le encomendaba una misión mayor, la de ascender a un equipo a LaLiga Santander. Un inicio que rozaba el ridículo histórico no le hizo perder el puesto y pudo mantenerlo hasta final de temporada. Mejoró la situación y tras una segunda vuelta histórica e inigualable obtuvo la recompensa de clasificarse para los playoffs de ascenso en tercera posición. Sin embargo, su decisión de abandonar el club y marcharse antes de acabar la temporada no fueron bien recibidas. Cayó eliminado en primera ronda ante un débil Numancia y se marchó del club tras dicho partido.  Las formas de despedirse no le dejaron en buen lugar y fue uno de los señalados, sino el único, tras la eliminación de la promoción de ascenso. A pesar de esto, el entrenador vasco es el que mejor números ha cosechado en este viaje con turbulencias por segunda. 22 victorias en 48 partidos y más de un 45% de victorias.

Celebración de Numancia en la final del playoff | Foto: LaLiga
Celebración de Numancia en la final del playoff | Foto: LaLiga

El último en decaer ha sido el entrenador vasco, Imanol Idiakez. Dos victorias en la competición liguera y una única en Copa (de la que el conjunto maño sería eliminado posteriormente) han sido suficientes para buscar un relevo en el banquillo aragonés. Será Lucas Alcaraz, el décimo en ocupar esta posición en seis años. Esperemos que "a la décima sea la vencida" y pueda por fin devolver al Real Zaragoza al sitio donde se merece estar, por historia, por masa social y por la pasión que se vive en una ciudad deseosa de ver cómo se remonta la situación actual.