En medio de un aire de cierta incertidumbre, por la situación casi agónica que atravesaba el Real Madrid y con un Barça no tan fino, llegó un Clásico singular, sin la particular batalla individual que suele marcarlo y centralizarlo todo: Cristiano y Messi, Messi y Cristiano. Sin el portugués, ahora jugador de la Juventus, ni el argentino, malogrado durante el choque con el Sevilla en la jornada anterior, volvían a ser once contra once sobre el terreno de juego, sin protagonistas que destacasen por encima del resto de forma especial. A otro habitual en los Barça-Madrid modernos, Andrés Iniesta, también le tocaría seguirlo a través de la televisión, desde su nuevo hogar en China.

Ya de inicio fue el Barcelona el que ganó en la posesión, mientras el Real Madrid, encallado, no encontró los pases en corto para salir al ataque. El conjunto de Valverde demostró tener las cosas claras, con una declaración de intenciones similar a la que presentó ante el Inter en Champions.

Aunque fueron los madrileños los primeros en protagonizar una llegada arriba, ésta no tuvo consecuencias. Marcelo se fue por la banda derecha para poner un centro, una acción que concluyó con el remate de Benzemá, que se marchó al cielo. El Barça presionó, con recuperaciones rápidas, impidiendo al cuadro blanco circular el cuero.

No hubo que esperar mucho para que el dominio de los culés diese sus frutos. El lateral Jordi Alba llegó en una veloz cabalgada por la banda izquierda para colocar un centro mortal al que no alcanzó Suárez, pero sí Coutinho, que llegando desde la segunda línea, la clavó en el fondo de las mallas para poner en ventaja a los culés.

Coutinho, celebrando el tanto que abrió el marcador | Foto: FCB
Coutinho, celebrando el tanto que abrió el marcador | Foto: FCB

El gol de Coutinho no hizo más que endulzar el florido juego del Barça, que fue muy superior a su contrincante. Marcelo probó fortuna con un disparo lejano, que fue a parar a la manos de Ter Stegen, sin peligro. El brasileño fue el único actor blanco que dejó algunos destellos en un Madrid a medio gas.

Un error defensivo de los blancos en defensa, con la imprecisión de Nacho y Ramos en zona de peligro, fue aprovechado por Arthur. El brasileño recogió el esférico para chutar con potencia desde el borde del área, con rosca, aunque sacó la mano Courtois para bloquear su disparo. A continuación Ramos probó con un chut lejano que no tuvo mayores consecuencias. A los de Lopetegui, incapaces de hilar jugadas de peligro, solo les quedaba probar fortuna en acciones aisladas.

El VAR, la gran novedad del Clásico, tuvo su momento de protagonismo tras reclamar penalti Luis Suárez al caer dentro del área, sin que el colegiado señalase la infracción.  Los azulgranas protestaron a Sánchez Martínez, y reclamaron la intervención del VAR. Este dictó sentencia: había sido penalti. Luis Suárez no falló desde los once metros, ampliando así la ventaja para los azulgranas.

Luis Suárez se reencontró con el gol por todo lo alto | Foto: FCB
Luis Suárez se reencontró con el gol por todo lo alto | Foto: FCB

El Barcelona, envuelto en una nube de maravillas, fue a por más. Busquets dejó el cuero para Jordi Alba, que buscó a Luis Suárez colgando un balón al segundo palo, sin embargo apareció Varane para despejar el peligro de cabeza.

Antes de alcanzar el tiempo de descanso, tres efectivos del Real  Madrid calentaban en la banda. A los blancos les urgía encontrar soluciones, iluminar una senda oscura, que solo parecía conducir al abismo. Encontrarse, sobre todo.

Achucharon los de Valverde, que siguieron gustándose. Piqué probó con un remate que no pudo dirigir en la dirección que buscaba, y después Rafinha, con un chut con la izquierda que no encontró su objetivo. Se mascaba el tercero, mientras el Madrid hacía aguas.

Antes del descanso, al que se llegó con el 2-0 favorable a los de Ernesto Valverde, lo intentó Kroos con un disparo que despejó Suárez y el Barcelona dispuso de un contragolpe en la misma acción, que concluyó con un disparo fuera del uruguayo, que llegó agotado tras haberse esmerado en labores defensivas.

En la reanudación pronto se hizo evidente que el Real Madrid había dado un paso al frente. Consecuencia de esto llegó el gol de Marcelo, que sirvió para recortar distancias. Éste vino tras una jugada larga de los blancos, en la que tuvo tiempo de preparársela el carioca para superar a Ter Stegen y poner el 2-1 en el luminoso.

Acto seguido, pelota al palo de Modrić. El Camp Nou enmudecía. La situación se había revertido: sufría el Barcelona y el Real Madrid llevaba el mando. Parecía como si en el vestuario ambos conjuntos se hubiesen intercambiado los atuendos lucidos durante el primer período.

Después de un remate al palo de Luis Suárez y un disparo cruzado de Jordi Alba, vino un cabezazo de Benzemá que se marchó por encima de la portería. Fue una de las ocasiones más claras del conjunto blanco en todo el partido, la que pudo significar el empate. 
No aprovecharon el momentum los merengues, y acabaron pagando las consecuencias. Dembélé, que acababa de saltar al terreno de juego en sustitución de Coutinho, aprovechó los espacios abiertos para conducir el cuero con velocidad hacia la zona de peligro, donde  combinó con Sergi Roberto. El de Reus centró para Luis Suárez, que sorprendió a Courtois con un cabezazo impecable.

Volvía a crecerse el Barça, dominando todas las facetas de juego, mientras su rival se ponía cada vez más nervioso. Un patinazo de Sergio Ramos provocó que Sergi Roberto recogiese el esférico para cederlo a Luis Suárez, que firmó el hat-trick. De este modo el delantero lograba entrar entre los cinco máximos goleadores del FC Barcelona contra el Real Madrid, sumando nueve dianas en 11 enfrentamientos.

La cuenta goleadora la cerró Arturo Vidal con un remate de cabeza. Era el 5-1 definitivo, un resultado que sitúa al conjunto de Ernesto Valverde en lo más alto de la tabla clasificatoria, mientras el Madrid se hunde en su particular abismo, falto de ideas, carente de fútbol, sin un guía que señale el camino.

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