El Numancia fue a Málaga de turismo. O eso debió de pensar cualquier aficionado rojillo al ver el encuentro de los suyos este lunes en La Rosaleda. Y es que la única justificación de que los numantinos eran un equipo, estaba en la coincidencia de la camiseta. Los de López Garai corrieron sin sentido, no generaron peligro a la portería malacitana y pusieron en bandeja la victoria al nuevo líder de la Liga 1|2|3. El Málaga no necesitó ni carburar para sumar una nueva victoria cómoda en su feudo. Seis de seis para los de Muñiz.

Ni un minuto duró el Numancia

Si algo no soporta un aficionado es que su equipo no compita. Eso debió pensar el seguidor rojillo nada más sentarse a ver en televisión (y es que con una fecha tan propicia como un lunes es inviable seguir al equipo) el partido de su club. Nuevo encuentro, nuevo rival, mismo error. Markel, que se estrenaba en el lateral derecho del Club Deportivo Numancia, dejó descubierta su espalda para facilitar más si cabe la labor a Mamadou Koné. El costamarfileño puso el balón al área, templadito, para que Gustavo Blanco rematara a placer ante la desesperada oposición de Ripa que no pudo hacer nada. Muy lentos Dani Calvo y Atienza en el repliegue defensivo y al Numancia que le volvía a tocar remar a contracorriente.

Parecía noqueado el cuadro de López Garai. De hecho lo estaba. Sin capacidad de reacción, se dedicó a buscar fielmente su estilo, ese que el técnico vasco no ha encontrado en lo que va de temporada y que se empeña en seguir intentando cual hombre testarudo incapaz de enmendar su error. En estas, el cuadro de Muñiz se veía muy cómodo al contraataque, sin ostentar la posesión del esférico, pero haciendo daño en cualquier transición defensa-ataque con muy pocos toques. Dani Pacheco hizo intervenir a Juan Carlos con un gran disparo cuando La Rosaleda ya olía el 2-0. Poco antes, Diamanka había buscado el empate con un disparo lejano que se marchó excesivamente desviado.

Los minutos pasaban y el encuentro seguía igual. El Numancia movía, movía y volvía a mover el balón, pecando de un horizontalismo desesperante para el aficionado. Mientras tanto, el Málaga buscaba con sentido práctico hacer daño a las espaldas de los laterales del conjunto soriano, muy por debajo del nivel que se espera en esta categoría. Ripa acusa la veteranía y las lesiones y Markel, Markel directamente no tiene nivel para jugar en la Liga 1|2|3. Juanpi y Gustavo Blanco pudieron aumentar la renta antes de llegar al descanso, pero no estuvieron afortunados.

Nuevo golpe malacitano tras el descanso

Dicen que el ser humano es el único que tropieza dos veces con la misma piedra, pues el Numancia fue el fiel reflejo. Tan solo se habían disputado dos minutos de la segunda parte, cuando los mismos protagonistas del primer gol volvían a asestar el golpe definitivo al cuadro soriano. Esta vez fue en banda derecha, Koné sirvió para que Blanco empalara el cuero al fondo de la portería defendida por Juan Carlos. El gol vino tras un nuevo error en salida de balón del cuadro de Lopez Garai.

Con la sentencia malacitana el Numancia realizó dos cambios. Dio entrada a Viguera y Yeboah por Kako y Ripa pero de poco sirvió. Las jugadas salían trenzadas a cuentagotas y apenas inquietaban la meta de Munir. Hubo que esperar al minuto 85 para ver el primer disparo entre los tres palos del conjunto de López Garai. Fue Oyarzun, pero se encontró con una buena mano de Munir.

Las virguerías de Yeboah no aparecieron, el oportunismo de Viguera tampoco y las intentonas de Oyarzun y Marc Mateu fueron estériles. El Málaga no necesitó más y se dedicó a temporizar el partido ante un inoperante Numancia que dio síntomas de rendición mucho antes de lo que debería haberlo hecho.

Con la victoria, los malacitanos se quedan líderes de la Liga 1|2|3. Mientras tanto el Numancia sigue con 13 puntos en mitad de tabla, a cuatro de la zona de playoffs y con dos de ventaja sobre los puestos de descenso que, a buen seguro, tendrán que ser vigilados de cerca esta temporada. La semana que viene los rojillos reciben al Tenerife y el Málaga visita El Sadar.