Los de Ernesto Valverde visitaban el Estadio Municipal Reino de León después de haber disfrutado de la subida de moral que supuso la victoria conseguida ante el máximo rival en el que fue el primer Clásico fuera de lo común sin la presencia de Cristiano Ronaldo y Leo Messi sobre el terreno de juego. Los azulgranas, que se impusieron al conjunto entonces dirigido por un Julen Lopetegui que finalmente sería destituido con goleada incluida, cambiaban el chip para afrontar el comienzo de su andadura en la Copa del Rey con el firme objetivo de defender el título de vigentes campeones, teniendo en cuenta que han hecho de este título un monopolio en las últimas cuatro ediciones.

Para abrir la temporada copera, el técnico cacereño dejaba a siete titulares en tierras barcelonesas. Marc-André ter Stegen, Gerard Piqué, Ivan Rakitić, Sergio Busquets, Philippe Coutinho y Luis Suárez, se unirían a Leo Messi, todavía lesionado con una fractura en el radio y pendiente de recibir cuanto antes el alta médica, y a Samuel Umtiti y Thomas Vermaelen, y descansarían en un duelo en el que la cantera tendría protagonismo. Así ha sido.

Con Iñaki Peña, Jorge Cuenca, Juan Brandáriz, Juan Miranda y Riqui Puig, la expedición culé aterrizaba en territorio leonés para dar el primer golpe de autoridad en la competición nacional. Sin sus caras más famosas y con el medidor de confianza al máximo, pisaban un territorio que el filial ya había frecuentado en la categoría de plata y lo hacían para afrontar un partido que serviría de prueba para los que siempre suelen tener pocos minutos e incluso para aquellos que viajaban con la oportunidad de debutar en partido oficial con el primer equipo bajo el brazo.

A sabiendas de que la Cultural y Deportiva Leonesa siempre pone toda la carne en el asador, con pies de plomo y máxima ilusión, el pitido inicial dado por Mario Melero López daba el pistoletazo de salida a una temporada copera en la que el margen de error debía ser anulado desde el principio para continuar en la línea en la que se han sabido mantener hasta ahora. Y a pesar del sufrimiento, se cumplió el objetivo in extremis.

Del respeto a la lucha

En los primeros minutos del partido, el respeto se palpaba en el juego demostrado por ambos equipos a pie de campo. Por un lado, la Cultural y Deportiva Leonesa de Víctor Cea saltaba al terreno de juego con la idea de anular al vigente campeón y al menos, sacar algo positivo del choque. Por su parte, el Fútbol Club Barcelona no quería fallar. Los de Ernesto Valverde salieron sin su once de gala a sentenciar, pero el sufrimiento neutralizó las oportunidades que poco a poco fueron anuladas por un rival que cerrándose bien y saliendo a la contra, lo intentó hasta el final.

Con la presencia de Nélson Semedo en la banda derecha, el planteamiento del partido pasaba por buscar el desmarque por la banda derecha para llegar cuanto antes a la portería defendida por Jorge Palatsí. Arturo Vidal, uno de los más insistentes durante la primera mitad, no paraba de buscar al zaguero luso para abrir cuanto antes el marcador, al igual que lo hizo Malcom Oliveira, titular en el primer partido de Copa del Rey de la presente temporada después de haber pasado por varias situaciones adversas y no haber entrado en las últimas convocatorias facilitadas por Ernesto Valverde. Con ganas y lucha, los azulgranas echaban candidatura para llevarse la victoria e incluso pudieron adelantarse mucho antes después de una falta efectuada por Ousmane Dembélé que despeja un defensa del conjunto rival, en una jugada en la que Munir El Haddadi pudo haber sido el primero en abrir la lata con un remate de cabeza.

Ante la soberbia de los azulgranas, el carácter de La Cultu. Llegaba una de las oportunidades más claras del rival con una buena jugada triangulada que culminaba en las botas de Saúl González, el jugador cedido por el Córdoba Club de Fútbol, que disparaba hacia la portería de Jasper Cillessen sin pensárselo. El esférico se marchaba por el lateral de la red y los de Ernesto Valverde empezaron a ver cómo, poco a poco, el partido se equiparaba.

A pesar de la ausencia de Marc-André ter Stegen, otro seguro bajo palos asumía el rol de protagonista. El guardameta holandés, Jasper Cillessen, salvó a los suyos con alguna que otra parada, neutralizando a jugadores como José Luis García o Saúl González.

Poco a poco, los locales se fueron metiendo en el partido aportando la leña necesaria, protestada por un Ernesto Valverde que con cierto enfado, finalmente fue amonestado por el colegiado, que no amonestó a un jugador hasta el minuto 25, cuando Saúl González derribó a Juan Miranda.

Una segunda parte de incertidumbre

Con el 0-0 en el marcador, llegaba el descanso. La incertidumbre se hacía notar a pie de campo y ambos equipos comenzaron a preparar sus estrategias de cara a dar un golpe de autoridad en la segunda parte del duelo. Con la presión alta en la salida de balón ejercida por los azulgranas, llegaba la reacción de una Cultural y Deportiva Leonesa que fue avisadora en más de una ocasión. Pero Jorge Cuenca y Juan Brandáriz, integrantes del filial dirigido por Francisco Javier García Pimienta, cumplieron con creces y aprovecharon la oportunidad de debutar en un partido oficial con el primer equipo. El primero se quedó más atrás, mientras el segundo tomó la iniciativa en la retaguardia azulgrana para sacar el balón.

Los azulgranas continuaban buscando la oportunidad, pero no llegaba ninguna ocasión de gol a su lista de méritos.

La más importante para el rival llegaba en el minuto 74, cuando Jasper Cillessen asumía el rol de salvador. Saúl González lo intentaba desde la frontal y el esférico se marchaba por encima de la portería de los azulgranas después de que fuera despejado por el guardameta holandés.

Finalmente, en el tiempo de descuento y concretamente, en el minuto 90, Clément Lenglet, que salió para sustituir a Jorge Cuenca en el eje de la zaga defensiva, cabeceó un lanzamiento de falta efectuado por Ousmane Dembélé batiendo a Jorge Palatsí, poniendo el 0-1 que permitía que el Barça reinara en León.

El infortunio de Sergi Samper y la calidad de Carles Aleñá

La mala noticia del partido la protagonizaba el centrocampista catalán, Sergi Samper, que pedía el cambio en el minuto 32 y salía lesionado del terreno de juego llorando, prorrogando un infortunio del que lleva siendo víctima bastante tiempo. Con mal sabor de boca, Ernesto Valverde daba luz verde al cambio y metía a un Carles Aleñá que, una vez más, demostró tener tablas para jugar en la máxima categoría del fútbol español y en concreto, para ser jugador del primer equipo.

El centrocampista de Mataró guió a los azulgranas durante la segunda parte del duelo y lo hizo dejando algunas jugadas de calidad como las ruletas que de forma sucesiva utilizó para esquivar al rival y protagonizar jugadas de contragolpe.

Ventaja de cara a la vuelta

Con el gol del central galo, los de Ernesto Valverde pueden partir con algo de tranquilidad hacia su feudo. Su cabezazo vale como cierta ventaja ante un rival que complicado, puso todo de su parte para que no hubiera un claro favorito en la batalla. El 0-1 deberá ampliarse si se quiere pasar de ronda y la próxima oportunidad la tendrán el 5 de diciembre en el Camp Nou.