Después de firmar una victoria por la mínima ante una buena Cultural y Deportiva Leonesa en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey, los de Ernesto Valverde se centraban en la rutina liguera con el Rayo Vallecano de Miguel Ángel Sánchez en el horizonte. Con el objetivo de consolidarse en el primer puesto, la expedición azulgrana viajaba hasta Vallecas para conseguir una victoria más en la competición doméstica sin Leo Messi, todavía lesionado y con la novedad de Carles Aleñá, el centrocampista del filial que entraba en la convocatoria después de firmar una buena actuación en el último partido, acompañando a su compañero Juan Brandáriz. Con todo a punto y el medidor de confianza a tope, afrontaban el partido que les dejaba la jornada 11 de LaLiga Santander con las expectativas fijadas en anular el margen de error y adelantarse cuanto antes en el marcador ante un penúltimo clasificado que saldría a defender lo suyo y a sumar para mejorar una dinámica de la que no parece ser fácil salir.

Un Rayo Vallecano a las armas

Como bien se les conoce, los franjirrojos sacaban sus armas a domicilio para anular al líder de la tabla clasificatoria con un arranque vertiginoso y una alta presión en la salida de balón y un Fútbol Club Barcelona enfrente que reaccionaba con el toque que tanto ha caracterizado y caracteriza su juego. Ante la muralla que puso el rival con un planteamiento defensivo, los de Ernesto Valverde se aseguraban la posesión del esférico y comenzaban el partido teniendo la primera oportunidad: llegaba en el minuto 5 y lo hacía de la mano de Luis Suárez, que caía derribado por Jordi Amat en la frontal del área de Alberto García y que no acertaba con su disparo para poner el 0-1 en el marcador. Antes de que llegara el primer gol, los azulgranas comenzaron a buscar el desmarque de Sergi Roberto, que actuando de carrilero, no paraba de desmarcarse para meter buenos centros y crear oportunidades de gol. 

Ante la insistencia y la presión creada, en el minuto 10 llegaba el primero. Luis Suárez abría la lata aprovechando un buen centro de Jordi Alba, que aguantó hasta que apareció una jugada en la que también esperaba Philippe Coutinho para batir al guardameta del conjunto madrileño. Con ocho goles en la competición doméstica, superaba a su amigo y compañero en ataque, Leo Messi, y asumía el rol de pólvora ofensiva en un duelo que poco a poco iba cogiendo más intensidad.

Pero el Rayo Vallecano no desistió y siguió intentándolo hasta el final. En el minuto 13, después del gol, Clément Lenglet tapaba a un Adrián Embarba que llegaba al área de Marc-André ter Stegen para empatar el duelo. Ante el golpe de autoridad dado por los azulgranas, los de Miguel Ángel Sánchez reaccionaban con disparos lejanos que no lograban sorprender al guardameta rival.

Un Barça de más a menos

Pero el equipo que con más dominio empezó, fue perdiendo autoridad, solvencia y rapidez, desfogándose ante un Rayo Vallecano crecido que finalmente lograría lo que tanto persiguieron. Ante el monólogo, las armas fueron efectivas y en el minuto 30 llegó una oportunidad de oro tras una jugada combinada protagonizada por Óscar Trejo y Raúl de Tomás, que culminaba con un pase hacia atrás dirigido hacia José Ángel Pozo, que fallaba en la definición. El esférico se marchaba por el palo derecho de la portería de Marc-André ter Stegen y los de Ernesto Valverde seguían salvándose.

Pero la suerte duró poco y en el minuto 35, José Ángel Pozo, que en un principio entró en el once titular sustituyendo a un jugador que se lesionaba en el calentamiento, aprovechó el fallo que Clément Lenglet cometió en la cobertura defensiva y disparo desde la frontal del área, haciendo que el Rayo Vallecano apretara los dientes y se viniera arriba.

Tras firmar el empate, la desconexión de los azulgranas pasó factura y con jugadas fabricadas al contragolpe, pudieron sentenciar. La única oportunidad de cara a portería del líder antes del descanso la firmaba un Luis Suárez que fallaba un disparo en el que el balón terminaba pegando en el palo izquierdo de la portería de Alberto García.

Una segunda mitad de intensidad e incertidumbre

Así fue la segunda mitad para los azulgranas. El Rayo Vallecano intentó imponer su consistencia y mientras, intentaron encontrar la forma de reaccionar al empate con Ousmane Dembélé ya calentando en la banda. Rafina Alcántara tuvo una oportunidad de oro. El hispano-brasileño recibió un pase dentro del área de Sergi Roberto, pero en lugar de chutar cuando estaba solo ante Alberto García, intentó asistir a Luis Suárez y desaprovechó la ocasión.

Ante el fallo, el Rayo Vallecano, con más orgullo y rapidez, esperó al rival sin tensionar y sin desistir, se volvió a adelantar en el marcador gracias a un gol marcado por Álvaro García, que entró en el terreno de juego para sustituir a Óscar Trejo.

El cambio en la dinámica del partido empezó a coger color. Las cosas no salían para el Fútbol Club Barcelona y el Rayo Vallecano intentaba perder tiempo. No funcionaban los revulsivos y tampoco había disparos a portería.

Reacción in extremis​

Ante la posible derrota y con un 2-1 en el marcador, Ernesto Valverde se vio obligado a mover ficha y efectuó un doble cambio con Ousmane Dembélé ya en el terreno de juego. Sacando a Arturo Vidal y a Munir, el técnico cacereño intentó meter más garra tanto en la medular como en el ataque, pero finalmente la reacción llegó con los efectivos que asumieron el rol de pólvora efectiva in extremis y que consiguieron firmar una victoria en el tramo final del duelo. Luis Suárez y Ousmane Dembélé consiguieron tres puntos que el Rayo Vallecano perdía por descuido, obteniendo un resultado cruel para lo que había sido el global del partido.

Con este resultado, los azulgranas consolidaban el liderato con 24 puntos en la tabla, distanciándose de un Atlético de Madrid que tropezaba ante el Club Deportivo Leganés.