Ocho partidos sin conocer la victoria en la Liga 1|2|3 son demasiados para un equipo que aspiraba a todo al inicio de temporada. Un buen comienzo, que junto con el final de la anterior, ilusionó al zaragocismo consiguiendo así más de 27.000 abonados que soñaban con el ansiado ascenso a Primera División. 

Nadie se explica qué ha cambiado desde aquella lejana y abultada victoria por 0-4 en Oviedo. Se reciben goles con facilidad, el centro del campo no crea y los de arriba apenas tienen ocasiones de gol que puedan aprovechar. A ello se suman las lesiones de jugadores importantes y el bajo nivel mostrado hasta ahora de la mayoría de ellos.

Se cambió de cuerpo técnico, pero no ha sido suficiente, ya que el equipo ha cosechado dos derrotas desde la llegada de Lucas Alcaraz. Pero a pesar del cambio de entrenador, el sistema sigue siendo el mismo, el polémico rombo que no tiene pinta de desaparecer aunque quizá sufra alguna modificación que por fin le haga funcionar al equipo. Aunque ya dijo Eguaras en sala de prensa que los sistemas los hacen buenos los jugadores. Unos futbolistas que deben recuperar y mostrar su mejor nivel para poder salir de los puestos de abajo.

El Real Zaragoza atraviesa uno de los peores momentos de su historia, pero tanto desde la directiva, como cuerpo técnico y jugadores, se ha transmitido un mensaje de ganas y confianza en conseguir revertir esta situación tan desagradable para todos.

Recuperar la confianza y ser fuertes como grupo son las claves que se han dado esta semana en rueda de prensa para salir de las posiciones de descenso y poder mirar otros objetivos. Recuperar a los jugadores física y anímicamente. Y rescatar esa comunión con la afición tan importante para la consecución de los objetivos, sean cuales sean.

El lunes es el momento de empezar a cambiar la dinámica negativa y empezar a sumar de tres en tres.