Tan temida como previsible fue la goleada que el Real Oviedo recibió ayer en el Estadio de Riazor. El conjunto carbayón, venía con la oportunidad de resarcirse de los malos resultados cosechados ante Nàstic y Mallorca. 

Además, era una oportunidad de oro para demostrar todo lo que se supone que el equipo ha trabajado las jugadas a balón parado, vía por la que ha encajado una gran parte de los goles en lo que va de campaña.

Lo cierto es que ayer no fue el día. El Real Oviedo aguantó entero sobre el campo 65 minutos, coincidiendo con el 2-0. No sería justo decir que el Real Oviedo mereciese ir ganando al término de esa hora y cinco de partido, porque el Dépor, aunque no dominador del choque, supo en todo momento a qué jugaba y aprovechó muy, pero que muy bien, sus seis citas con los tres palos.

Comenzaba un encuentro que parecía ilusionante para los alrededor de 2.000 aficionados que se habían desplazado desde el Principado para ver un buen partido de fútbol. El conjunto carbayón parecía no tenerle miedo al bloque de Natxo González y llevó a cabo una presión alta en campo contrario que dificultara la salida de balón de los del técnico vitoriano. Una salida de balón que, por cierto, es envidiable.

Además, los de Anquela manejaban bien el esférico, de un lado a otro de la cancha, aunque sin poner en serios apuros a Dani Giménez, todo sea dicho. 

Pero llegó el minuto 21 y con él un córner que el Real Oviedo no supo defender. Carlos Hernández se encontró de manera repentina con la laboriosa tarea de defender a su marca y a la de Javi Muñoz, que no hizo lo propio y Domingos Duarte subió el 1-0 al electrónico de Riazor.

Celebración del primer gol del Deportivo de La Coruña. | Imagen: Real Club Deportivo de La Coruña.
Celebración del primer gol del Dépor. | Imagen: Real Club Deportivo de La Coruña.

Como el cuento de nunca acabar, el Real Oviedo volvía a ir perdiendo, volvía a hacerlo fuera de casa y para colmo, a pelota parada. Pero lejos de hundir la moral de los azules, ayer de naranja, la idea de Anquela se mantuvo intacta y se llegó al descanso con las fuerzas todavía parejas.

Lo cierto es que el paso por vestuarios acabó por fulminar esa idea de juego de Juan Antonio Anquela y a pesar de que el Oviedo contuvo al Dépor en los 10 primeros minutos del segundo acto, corría el minuto 65 cuando un balón a la espalda de Juan Forlín, que partió con ventaja sobre Quique González, acabó siendo aprovechado por el vallisoletano para doblar la ventaja deportivista.

El error del argentino es manifiesto. Muchos de los aficionados, tanto presentes como espectadores televisivos, pensaron que el zaguero podría tener algún tipo de problema físico, pero no fue así. Además, en el momento en el que el ex de Almería y Osasuna se plantó delante de Nereo Champagne, que tampoco estuvo fino en esa jugada, se sabía que era muy probable que acabase en gol.

Hecho el segundo, el Real Oviedo se descompuso y dio una imagen muy desagradable para el aficionado. Tras una jugada en la que Ocón Arráiz, colegiado riojano, que no mostró ninguna cartulina, aplicó la ley de la ventaja, Carlos Fernández le ganó la partida a Carlos Hernández y definió picándola por encima de Nereo Champagne de forma sutil para hacer el tercero.

Carlos Fernández dedica su gol ante las cámaras. | Imagen: Real Club Deportivo de La Coruña.
Carlos Fernández dedica su gol ante las cámaras. | Imagen: Real Club Deportivo de La Coruña.

Acto seguido, sin tiempo para haber asimilado el mazazo, el conjunto herculino materializó el cuarto, obra también del ariete vallisoletano, Quique González, que ya es pichichi de la categoría gracias a este doblete. 

La asistencia fue también de Fernández, que tras una primera intentona que rebotó en el central jiennense del Real Oviedo, Hernández, le puso un balón en bandeja para que el 7 del Dépor solo la tuviera que empujar.

En los quince minutos restantes, el Real Oviedo sólo deseaba que pasase rápido el tiempo ante un Deportivo que se le veía disfrutar. El culmen de la mala suerte llegó también tras una buena presión de Joselu, incansable en esa labor, como siempre. El de Cartaya le dejó un balón en bandeja a Ibra para que este rematase a portería, no sin portero, pero sí con él mal colocado por una salida en falso, pero el balón rebotó en el palo.

Los jugadores del Real Oviedo pidiendo perdón a la afición desplazada y agradeciéndole su apoyo. | Imagen: Real Oviedo
Los jugadores del Real Oviedo pidiendo perdón a la afición desplazada y agradeciéndole su apoyo.  
Imagen: Real Oviedo

Tan sólo hubiera sido el gol del honor, pero lo cierto es que la segunda mitad del conjunto carbayón no merecía ni ese premio. Esta goleada deja en una situación muy delicada al equipo. Quizás es cierto que parece algo más psicológico que futbolístico, que también, pero toca reponerse y continuar un camino al que le vienen curvas.

El próximo sábado, en el Carlos Tartiere, el Real Oviedo recibe al Real Sporting de Gijón, en una nueva edición de un derbi asturiano que parece algo descafeinado por la mala dinámica de ambos equipos en lo que va de campeonato liguero.