La mirada hacia el feudo. Todos los futbolistas que se forman en La Masía ponen su punto de mira en el Camp Nou. Llegar a consolidarse en la primera plantilla del FC Barcelona es la principal baza para derrochar trabajo día a día. Cuando más arriba se está, más complicado es el camino para llegar. Que se lo digan a Carles Aleñá que, tras toda una vida de azulgrana, ahora comienza a llegarle la recompensa.

El centrocampista fue, de largo, el mejor del filial la temporada pasada. Con el descenso clavado en su memoria, el de Mataró dijo adiós a la temporada con una ruptura del tendón del bíceps femoral del muslo derecho en el último partido ante el Real Zaragoza. El Miniestadi entonces le despidió con una ovación, consciente de que su próxima aparición sería en el Camp Nou a las órdenes de Ernesto Valverde.

No fue así. El habilidoso jugador azulgrana se recuperó de su lesión y, acto seguido, fue enviado al Barça B para sumar minutos de cara a llegar en óptimas condiciones a su "estreno" con la primera plantilla. Con él, el filial encadenó una racha de victorias que le llevaron hasta la zona alta de la clasificación. Deberes hechos en el Mini.

El centrocampista acumula cuatro convocatorias seguidas con el primer equipo

En Copa del Rey ante la Cultural Leonesa, equipo al que conocía bien por haberse cruzado en la anterior campaña, Aleñá tuvo 57 minutos para demostrar de lo que es capaz. Fue el mejor del equipo cuando estuvo en el verde, demostrando lo que puede aportar al Barça. Valverde, como compensación, se lo llevó convocado a Madrid para medirse al Rayo Vallecano, a Milán y le dio minutos en la pasada jornada ante el Betis para intentar levantar el encuentro. Carles Aleñá ha venido para quedarse.

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