José Arnáiz ha vuelto por fin de los terrenos de juegos. Es un hecho que el extremo talaverano se ha vuelto a sentir futbolista. Lo hizo curiosamente contra el Alcorcón, equipo con el que terminó de caer lesionado en febrero. Se cumplió el ciclo de la vida en el Municipal de Butarque cuando en el minuto 63, el 16' jugó la última media hora del amistoso frente al cuadro amarillo. Entró junto a Bustinza, a quien también había ganas de ver. El central vasco era baja desde que, a principios de octubre, cayó lesionado frente al Rayo Vallecano en liga.

Desde el calentamiento ya se le esperaba. Cuando Jose Bermejo, el speaker, anunció su nombre y apareció en el videomarcador, los asistentes lo empezaron a corear y a aplaudir. El efecto 'Vinicius' llega también a Butarque. Del extremo talaverano se espera lo mejor, y es que, tras el juego dubitativo que despliega el equipo, la calidad de Jose viene como esperanza para el aficionado 'pepinero'. Desde que entró al terreno de juego estuvo atrevido. La pidió en todo momento y fue recuperando sensaciones con el transcurso de los minutos. Incluso se atrevió a lanzar los saques de esquina de los suyos en el afán de querer tocar cada esférico. Esencia Arnáiz en Butarque.

No se debe hacer sangre de los amistosos, aunque el resultado invita a ello. 1-3 cayó el Leganés y se empezaron a escuchar los primeros sonidos de viento en la casa 'pepinera'. Tras una primera parte monótona y con pocas ocasiones a destacar, llegaron los segundos cuarenta y cinco minutos frenéticos. El Alcorcón cambió a todos sus jugadores de campo y apareció la frescura en el terreno de juego. Hasta tres veces hicieron sangre sobre la meta de Serantes. Gumbau de penalty, a escasos minutos del final, maquilló el marcador.