Llegó la tercera victoria como local de la temporada y la primera de la era posterior a Alfonso Serrano. El CD Tenerife sufrió ante un ordenado Rayo Majadahonda, pero al final logró hacerse con esos tres puntos que tanta falta le hacían y sobre todo del importante empujón anímico que estaba necesitando.

Salió Jose Luis Oltra con un equipo muy parecido al que se preveía, con Dani Hernández en oortería y defensa de cuatro con Alberto Jiménez y Jorge Sanz en línea de centrales, acompañados por Luis Pérez y Camille en los laterales; en el centro del campo por delante de la defensa, Luis Milla e Iker Undabarrena, Brian Acosta más escorado al flanco izquierdo, Suso en banda derecha y Malbasic con Naranjo como puntas de lanza.

Quiso imprimir el equipo chicharrero más presión sobre los jugadores de Iriondo, que venían en un momento dulce tras tres victorias seguidas y no le fue fácil; por momentos fue el Rayo Majadahonda dueño y señor del juego, con posesión de balón y un Tenerife esperando a robar para ir a la contra. Así llegaría el 1-0 con una buena jugada de Filip Malbasic hasta línea de fondo que puso el balón al área para que Naranjo definiera y viera puerta.

Siguió el Rayo muy ordenado, controlando el balón, moviéndolo con muchísimo criterio, y llegando a duelos de uno contra uno, pero sin lograr finalizar las jugadas; en esos robos fueron en los que los isleños intentaban llegar a la contra sin ocasionar tampoco excesivo peligro, salvo un fuerte disparo de Acosta que llegaría a las manos del portero visitante.

Comenzada la segunda parte, una acción de Morillas tratando de evitar una internada de Naranjo, tocó el balón con la mano siendo sancionado con la pena máxima que no desaprovecharía Suso logrando el 2-0; el Tenerife se quitaba la ansiedad y veía posible un nuevo triunfo.

Llegando al último cuarto de la contienda, Toni Martínez, aprovechando un pase largo le ganó la espalda al central Alberto, y ejecutó un preciso disparo que se coló por el poste izquierdo de la portería defendida por Dani Hernández. El Tenerife no se puede permitir esas desconexiones que tantos disgustos les viene dando a lo largo de la temporada. Vuelven los fantasmas y las dudas al Heliodoro.

Al final, Oltra mueve ficha sacando a Acosta para volver a la defensa de tres centrales dando entrada a Carlos Ruiz.

En los últimos compases, Aitor García ponía el grito y el susto en el cielo con un zapatazo desde la frontal del área que se estrelló en el larguero.

Victoria muy sufrida, pero tal vez justa que trae un remanso de tranquilidad para la semana previa al choque contra el Sporting.