El partido se presentaba indudablemente complicado para el Real Zaragoza, que se enfrentaba al sorprendente líder de la segunda división que tras este partido no hace más que confirmar su posición en lo alto de la clasificación. Aun con todo el Zaragoza venía de levantar un 0-2 en contra, en casa y las expectativas de la afición blanquilla eran máximas.

El Alcorcón presentaba el mismo once que consiguió la victoria la jornada anterior ante el Elche. Lucas Alcaraz por su parte debió hacer cambios en el once inicial ante la pobre primera parte de la semana pasada, por lo que sentó a Alberto Zapater y a Verdasca y dió entrada a Alex Muñoz y James Igbekeme. 

El partido comenzaba con el guión previsto, el líder que juega en casa, le toca mandar en la posesión y en las ocasiones. Así pues el Zaragoza sin mucho con lo que responder iba repeliendo las acometidas del conjunto alfarero, sobretodo gracias a la labor del central Alex Muñoz quien demostró clase y oficio a la hora de sacar balones desde la defensa y repeler centros peligrosos.

Me gustaría remarcar la actuación de un jugador en concreto del Alcorcón, la de Marco Sangalli, quien durante toda la primera parte volvió loco al canterano Carlos Nieto. Al final el lateral zaragocista acabó con una amarilla, puesto que era la única forma de parar al vasco y en la segunda mitad por miedo a perder un jugador Alcaraz le dio el relevo por Lasure. El Zaragoza se mantenía con la portería a cero bajo mi punto de vista con bastante fortuna, puesto que les podían haber metido dos goles sin ningún problema, de hecho uno lo consiguió materializar Juan Muñoz pero fue invalidado por fuera de juego. 

El Zaragoza seguía dando la sensación de equipo débil defensivamente y sin ninguna respuesta ante lo que pueda proponer el equipo contrario. Ya en la segunda parte y cuando parecía que el equipo aragonés estaba intentando proponer algo más, de la mano de Jorge Pombo y Álvaro Vázquez.

Lasure provocó un penalti claro llegando tarde a un balón dividido con, de nuevo, Marco Sangalli de por medio. El Alcorcón transformo la pena máxima de la mano de Esteban Burgos. Fue entonces cuando el Zaragoza se autoboicoteó y decidió no luchar por el empate. El equipo bajo los brazos y hasta que Alcaraz no movió un poco el banquillo el Zaragoza no supo reaccionar. Dio entrada a Alberto Soro y a Marc Gual, quien le dio más razones al técnico granadino para que supiera que se había equivocado no metiéndolo de inicio. Y de nuevo llegó la decepción, cuando parecía que el Zaragoza estaba más cerca del gol del empate, un balón peinado por Dorca dejó solo a Jonathan Pereira que acababa de saltar al campo y lo convirtió en el 2-0. 

El Zaragoza demuestra una jornada más que no es un equipo de esta categoría, que no sabe proponer nada y que la única forma que sabe hacerlo es cuando tiene que reaccionar ante un gol encajado. Ahora mismo lo único verdaderamente positivo para el Real Zaragoza es que solo quedan cuatro jornadas para el parón navideño. Entonces será momento de hacer autocrítica y de saber que es lo que se lleva haciendo mal toda la temporada, para intentar revertirlo en la segunda vuelta.