El Rayo Vallecano tiene un duelo que huele a final el próximo viernes 30 de noviembre. Sí, tan pronto. Este partido se ha calificado como final por toda la plantilla debido a la mala dinámica del equipo, y otra nueva derrota podría acabar hundiendo a los de Míchel. Pero para ser capaces de vencer a un Eibar que viene de dar un baño al actual campeón de Europa, la defensa tiene que ser más sólida de lo que acostumbra.

La defensa, la que más sufre del equipo de Míchel

Ser el equipo más goleado es un aspecto que preocupa y mucho al técnico. Son capaces de anotar al rival, han celebrado 14 goles, pero también la relajación excesiva les ha llevado a perder muchos puntos tras haber recibido 28 tantos en contra tras trece jornadas disputadas. Esto supone una media de 2,1 dianas por partido, unos números inviables para conseguir la permanencia. Solo una vez el equipo de la franja recibió más goles en contra tras trece encuentros, con Paco Jémez en el banquillo, que permitió a los rivales ver portería en 30 ocasiones, y los de Vallecas acabaron salvándose del descenso.

Además, para el partido contra el equipo armero, Míchel cuenta con una baja muy importante, la de Luis Advíncula, que fue expulsado en el duelo contra el Valencia. Para sustituirle puede optar o bien por Tito, o por reconvertir a Velázquezlateral derecho, como ya hizo anteriormente.

Jugadores del Rayo Vallecano saludándose con los rivales | Fotografía: La Liga
Jugadores del Rayo Vallecano saludándose con los rivales | Fotografía: La Liga

Incluso, como novedad, el técnico podría poner tres centrales -una opción que se baraja-, y aprovechar la velocidad y profundidad de Embarba y Álex Moreno actuando como carrileros. Lo que está claro es que la defensa necesita algún tipo de cambio que no deje a los rivales actuar a su antojo en el área pequeña, pues solo así el Rayo Vallecano podrá remontar el vuelo y, por fin, ser capaces de darle una victoria en casa a su afición.